27 diciembre 2004

Mi tía.


Durante el último mes he desaparecido de este blog. Esto se debe a mis nuevas condiciones de trabajo, sin internet y en horario más concentrado, pero también a problemas familiares: Después de una última enfermedad, mi tía Maruja ha fallecido. Y dos días después, su hermano –mi tío- Ramiro.

Mi tía Maruja había nacido el 27 de junio de 1919. El 27 de junio todo el orbe católico celebra la festividad de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - aparte de coincidir aproximadamente con el Gay Pride. Las hermanas más beatas de mi abuela María se empeñaron en que a la recién nacida debía imponérsele como apelativo el santo del día y desde entonces fue María Socorro. Ella odiaba este nombre y cuando tuvo uso de razón lo camufló con un cariñoso "Maruja" que entonces no tenía otras connotaciones.
Era la segunda hija de 7 hermanos y la mayor de las chicas. Inteligente y trabajadora, obtuvo brillantes notas escolares y estudió la carrera de piano, pero no era una buena época para las mujeres con cerebro. Cuando terminó la Guerra Civil, mi abuelo –que había quedado en la ruina y se dedicaba a reparar camiones para alimentar a su numerosa familia- la puso a trabajar en las oficinas de una asociación de transportistas por carretera. Allí se convirtió en toda una institución. Cuando se jubiló en los años ochenta fue un acontecimiento en el sector del autocar.
Era una romántica y tuvo amores imposibles, su tipo ideal era Charles Boyer. Pero quedó soltera, no sé si por convicción propia, por fatalidad o por el egoísta deseo de mi abuela, que la destinaba a cuidarla en su ancianidad. Eso hizo y también cuidó siempre del resto de la familia en su papel de hermana mayor y responsable, de tía amorosa de sus 15 sobrinos. En cuanto a mi, como hijo mayor de su hermana pequeña y viviendo siempre a escasa distancia, tuve con ella una relación especial, dificil de explicar en unas pocas líneas. Fue para mi una segunda figura materna. Cariñosa y consentidora, pero también manipuladora y exigente.

Ha fallecido el pasado día 22. Toda una vida jugando a la lotería con auténtica fé y tenía que morirse el día del sorteo de Navidad. El día 23 lo pasamos en el tanatorio y el 24 por la mañana, mientras la enterrábamos en el panteón familiar de la Almudena, recibimos una llamada al móvil: acababa de fallecer su hermano Ramiro. Hablaré de él.