27 diciembre 2005

Fantasmas



Entre las desdichas que inevitablemente asocio con la Navidad, la ausencia de los seres queridos y ya fallecidos no es la menos dolorosa. Creo que es por eso por lo que, estos días, sueño frecuentemente con ellos. Varias cenas indigestas y a deshoras magnifican el estilo surreal de mis pesadillas. Veo, así, a mi abuela guisando almejas a la marinera en su cocina-santuario, expulsando de allí a gritos a su hermana, mi tía-abuela Angela. Mi madre conduce un rojo deportivo italiano tocada con una peluca rubio-platino y le digo que no se preocupe por su salud, los médicos mienten. Mi padre me enfurece: se empeña en escuchar el programa de Federico Jiménez Losantos y propone boicotear el cava catalán. Prefiero no discutir con él y me pongo a hablar con mi tía Maruja, que me pregunta por mi trabajo. Ella conoce a un transportista que seguro me puede proporcionar un buen enchufe. "Nadie me puede salvar", le digo, desesperanzado. Y quiero irme, porque he quedado a las doce en Rick’s con Diego, como cada Nochebuena desde 1984.
¡Feliz 2006!

22 diciembre 2005

Peliculones




Lo confieso: Desde mi ya lejana adolescencia, soy un adicto consumidor de cine fantástico. Terror sanguinolento, catástrofes anunciadas, alienígenas desalmados o bichos inmundos amenazando la civilización me han alegrado muchas tardes y me han ayudado a veces a salir de la depresión que me provoca la rutina diaria.

Pero, de un tiempo a esta parte, vengo observando la persistente deriva de Hollywood hacia el terror fundamentalista, nada que ver con la ingenua benevolencia de las fantasías de otros tiempos. Me explico: En los años setenta teníamos el diálogo de civilizaciones alienígenas de "Encuentros en la tercera fase", o un simpático extraterrestre enano que sólo pretendía volver a "su caaasaaa". Las catástrofes respondían a causas naturales ("Terremoto") o eran consecuencia de la codicia de los constructores ("El coloso en llamas"). Con la pionera pero poco significativa excepción de "El exorcista", el diablo apenas intervenía seriamente en la vida de los mortales, que producían per se hermosas carnicerías ("La matanza de Texas").

En este comienzo de siglo, sin embargo, los extraterrestres son inmigrantes no deseados y necesariamente perversos ("Independence Day", "Señales", "La guerra de los mundos"). Científicos rebeldes que no aceptan las teorías creacionistas ni el arca de Noé dan lugar a una saga de bichos maléficos ("Parque Jurásico"). Y el Maligno en persona nos acecha desde innumerables títulos, provocando todo tipo de hecatombes.

Hasta aquí todo normal: los gustos del público evolucionan y lo que llenaba los cines en una época, ahora sólo da de comer a los videoclubs de barrio. Pero lo del peliculón de Antena 3 ya pasa de castaño oscuro. Esta semana nos ofrecía la interminable historia de un profesor de astrofísica y una monja herética, empeñados en desarmar la siniestra conjura del Mal para acabar con el mundo y sus pecadores habitantes. Se mezclan aquí churras con merinas, el Armagedón con el terrorismo islámico, el Vaticano con el Anticristo y el Segundo Advenimiento con el Cambio Climático. Esta versión neocon del entretenimiento televisivo nos regala con una modernidad demenciada: Escuchamos al profesor de Harvard sugerir el estudio del ADN de un recién nacido para determinar la virginidad de su madre. Queda tan natural. Pero nadie se extraña cuando se ofrece una cuantiosa suma de dinero por los riñones de la niña calcinada por un rayo al principio de la película –y que a pesar de ello habla en latín que da gloria verla. Se comenta como de pasada, al fin y al cabo es normal en un sistema sanitario como el americano, dominado por el sector privado y las reglas del mercado libre.

El lunes pasado vi el primer capítulo. El martes, opté por "Roma" en canal Cuatro. Mucho más entretenida y encima es historia. Y salen unos tíos supermacizorros.

20 diciembre 2005

Anti Credo



Creo en algún tipo de inteligencia cósmica que programa las galaxias y ordena el caos. Creo que la existencia (o no) de la Humanidad es, para esa inteligencia, absolutamente irrelevante.

Creo que la religión sigue siendo el opio del pueblo. No creo en ningún dios con mayúsculas o minúsculas que se preocupe por el destino del ser humano. No creo que venga nunca a juzgarnos. No premiará a los buenos ni castigará a los malos. Y por tanto creo necesaria una ética basada en la razón y atemperada por el sentido común. Que será mejor cuanto más universal y más flexible sea. No creo en ninguna moral ratonera basada en absurdas costumbres o –peor aún- en una imposible revelación divina.
Creo en la disolución en la nada del ser humano después de la muerte. En su integración a la naturaleza mediante el reciclaje de su cuerpo. Y por tanto, no creo en paraisos con huríes ni en walhallas, ni en cielos con nubes de algodón ni en infiernos sudorosos. Ni en apariciones ni en fantasmas, ni en ouijas, ni en espíritus traviesos, ni en poltergeists, ni en ectoplasmas, ni en las caras de Belmez, ni en posesiones diabólicas. Aunque sean a veces imprescindibles para pasar una tarde divertida en el cine.

Creo que hay sucesos extraordinarios para los cuales la ciencia no tiene (aún) una explicación. Aún. Creo en el inexplorado poder de la mente humana y en sus insospechadas posibilidades. No creo en milagros.

09 diciembre 2005

Todos los días se aprende algo nuevo.


Día de la Inmaculada de excursión en Atienza (Guadalajara), con Eduardo, Aurora y Pilar. De camino, paramos a tomar café en Hita, de donde era el Arcipreste famoso. Llegamos a Atienza sobre la una de la tarde, compramos pan de pueblo y visitamos una de las tres curiosas iglesias románicas convertidas recientemente en museos: San Gil. Junto a cada pieza (algunas de indudable valor), divertidas etiquetas explicativas: una talla de madera es identificada escuetamente como "Santa". Otra talla representa a "Dios Padre y Dios Hijo. Falta Dios Espíritu Santo". Agradable comida en el restaurante El Mirador.
Luego, paseo con viento helado alrededor de las murallas y otra iglesia-museo: la Trinidad. Allí destacan un conseguido y original Ecce Homo (el Cristo del Perdón) y un imponente retablo con pinturas del barroco. El folleto que nos han dado a la entrada detalla el tema de cada pintura: Los de la parte superior del retablo representan a Cristo y la Samaritana, Cristo y la mujer adúltera, Cristo y la Magdalena y... ¡Cristo y la Hemorroísa! En nuestra ignorancia, nos preguntamos quien coño era la Hemorroísa. Eduardo, ni corto ni perezoso, acude a la encargada del museo: "Perdone, ¿podría decirnos quién era la Hemorroídes?". Ataque de risa histérica que nos impide escuchar la explicación. Pues la Hemorroísa existía y ésta era su curiosa historia.

04 diciembre 2005

Sujpiros de Ejpaña

foto tomada de http://manifestometro.blogspot.com/


Soy madrileño. Mi padre era vasco. Mi pareja es de Toledo. Hice la mili en Salamanca. Varios de mis mejores amigos son catalanes o viven en Barcelona. He veraneado muchos años en las playas de Valencia y Alicante. Conozco bastante bien Andalucía y en Sevilla me siento como en casa. Me han conquistado en Galicia y, si alguna vez me pierdo, podeis encontrarme en alguna playa de Asturias. Adoro la torta del Casar, los sobaos pasiegos, las ensaimadas mallorquinas y los plátanos de Canarias.

En resumen: soy y me siento tan español como el que más.

Y NO VOY A DEJAR DE COMPRAR PRODUCTOS CATALANES.

Porque considero que los nacionalismos son una tontería sangrienta. Todos los nacionalismos: el catalán y el español, el vasco y el finlandés.

Y me jode sobremanera contemplar determinadas demostraciones de inquebrantable adhesión a la (inalterable) Constitución de 1978 por parte de esos mismos que, en diciembre de 1978, votaron en su contra.

23 noviembre 2005

Otras cosas de Japón



Los inodoros: Los hay "western style" y "japanese style". Siempre higiénicamente limpios. Los japoneses son tipo letrinas de la mili pero en plan lujoso. Los occidentales, el común WC pero más tecnológico: Tienen una serie de botones: uno te pone la tabla calentita, otro te riega con un chorrito de agua templada la zona anal, y el último igual pero con especial atención para las niñas y sus cosas.

Un mercado mayorista de pescado en Tokio: Experiencia salvaje, muy recomendada por la Rough Guide. Como Mercamadrid pero sólo de pescado y a lo bestia. A primera hora de la mañana, ya se han celebrado las subastas pero sigue el ajetreo de carga y descarga. Llegar hasta los resbaladizos callejones entre una horda de carretillas elevadoras descontroladas es ya jugarte el tipo. Una vez dentro, te sientes bastante incómodo entre la barahunda de trabajadores y clientes. Si lo superas, el espectáculo es magnífico: Atunes mutantes, langostas radiactivas, calamares monstruosos, mejillones del tamaño de una caja de zapatos. Godzilla se alimenta aquí.
Descalzos en el parqué: Cada vez que entras a determinados sitios (templos, casas antiguas, museos, algunos restaurantes) te tienes que descalzar. A veces te ofrecen zapatillas –tamaño estándar, talla 37. Yo calzo un 46. Lo que significa que hago las visitas descalzo en pleno mes de noviembre y con los suelos helados. Al segundo día llevaba un resfriado que ríete tu de la gripe aviar. ¡Con el agravante de que sonarse la nariz en público está muy mal visto!
Rezar en el templo: Llegas comiendo galletas de arroz (con sabor a salsa de soja, a algas, a wasabi...) y te purificas en la fuente. Compras una barrita de incienso y la quemas en el sahumerio. Te atufas bien con el humo del incienso, para ahuyentar los malos espíritus. Te diriges a un altar donde no hay dioses propiamente dichos, sólo cosas (un jarrón, un adorno de bronce) en donde pueden habitar los dioses. Das unas palmaditas (o tocas la campana) para llamar la atención de la deidad elegida, juntas las manos en una breve oración y formulas tu deseo. Ya está. Antes de irte, puedes comprar un amuleto para aprobar un examen de física o una caja de tus galletas de arroz favoritas.

19 noviembre 2005

Japón (II)



Los japoneses: bajitos, pulcros, ceremoniosos, serviciales, sonrientes. A veces no tan bajitos. A veces gritones, agresivos. Si te pones por medio en su camino, te empujan sin cortarse un pelo. El trato con el (bárbaro) occidental es correctísimo: Te ayudan en lo que pueden, apenas saben inglés pero hacen esfuerzos para entenderte. Te miran y se descojonan: No sé porqué pero les hacemos mucha gracia. En el metro, se sientan y se quedan automáticamente fritos. Los que no, van jugando con cositas electrónicas o leyendo manga. Todos los escolares llevan uniforme. Los chicos, de azul marino hasta el cuello con botones dorados y zapatillas deportivas blancas, las chicas de marineritas. Algunas colegialas muy desarrolladas llevan minifaldas imposibles, un estilo manga provocativo que seguro que aumenta las estadísticas de violaciones. Para leer y escribir, utilizan dos alfabetos silábicos propios, diferentes según la ocasión, y unos 4.000 ideogramas chinos (kenjis). Además del alfabeto occidental. En estas condiciones, necesariamente piensan de otro modo.

Kioto: La antigua capital imperial hasta la revolución Meiji de 1867. Menos machacada que Tokio por los bombardeos de la segunda guerra mundial, conserva palacios magníficos, templos suntuosos, jardines que te dejan con la boca abierta y babeando. Sigue existiendo un barrio antiguo, Gion, famoso por sus escuelas y casas de geishas, aunque sospecho que las dos o tres que se dejan ver por la calle son meros reclamos de la oficina de turismo local. También hay rickshaws, carruajes tirados por hombres (aquí, entre nosotros, jóvenes bastante macizorros) y, sorprendentemente, tienen clientes locales (yo creía al principio que eran para los guiris, como las calesas en Sevilla).

15 noviembre 2005

Japón (I)




Tokio: Ocupa un área como de Toledo a Guadalajara. Autopistas elevadas de peaje en el centro de la ciudad. Suburbios interminables. Rascacielos antisísmicos, templos y pabellones de té. Colegialas perversas y mucho, mucho manga. Ochocientas líneas de metro, de distintas compañías, trenes robotizados sin conductor. Horror al silencio: omnipresente sinfonía de ruiditos, musiquillas electrónicas, voces grabadas. Pantallas gigantes anunciando grupos pop, ropa deportiva. En Ginza, Dior o Chanel son edificios de diez plantas. Miriadas de ejecutivos en traje oscuro, ellas de Armani y con portafolios. En Shibuya, los más modernos: todos teñidos en tonos caoba, con flequillitos y vestidos para matar. Restaurantes tradicionales con farolillos en la puerta. Restaurantes con comida de plástico en el escaparate. En los mercados, se venden cosas increíbles, indefinibles: verduras de Marte, pescados de Plutón. El arte de tomar una sopa de fideos con palillos. Riquísimas tempuras, deliciosos sushi. Gengibre. Pulpo seco. Quisquillas. Helados de té verde, de judías pintas, gelatina de café.

Nikko, Kamakura, Monte Fuji, Hakone: Las excursiones más típicas. Montañas, volcanes, lagos, grandes bosques de hoja caduca. Toda la gama de colores del otoño, del verde intenso de los cedros al rojo de los arces, al morado de los ciruelos. Templos como centros comerciales, como parques de atracciones. Un sentido muy práctico de la religión, una religión utilitaria. Se paga un estipendio y se pide una gracia al dios de la ocasión: para aprobar un examen, para encontrar un amor. Se celebran las bodas por el rito sintoísta –más alegre-, los funerales por el budista –más serio. Dioses y profetas muy distintos conviven en el mismo espacio del templo.

14 noviembre 2005

Yasstoyaquí


Pues ya hemos vuelto, con mucho cansancio y mucho desfase horario, pero mu contentos porque ha sido uno de los mejores viajes. Ya contaré algo, mientras tanto podeís ver fotos en :

27 octubre 2005

Tengo ya billete...



Me voy mañana.

Sayonara, beibi!

22 octubre 2005

Panteón


Hace unos días –sin apenas formación previa, salvo cursos de intranet que nadie utiliza por falta de tiempo y una "lujosa" carpetilla promocional- comenzó a funcionar en mi trabajo un nuevo sistema informático. Llamémosle Panteón, porque acabará llevándonos a la tumba. Es una aplicación que en teoría sirve para cualquier cosa de las que hacemos en mi trabajo bancario de alta banca. En la práctica, resulta anticuado (todavía da muchas cifras por omisión en pesetas), inoperativo (al escribir una cifra, para pasar de la parte entera a los céntimos hay que usar el tabulador, no vale la coma ni el punto decimal, lo que invalida el teclado numérico) y coñazo (pone el acento en controlar y fiscalizar al máximo cualquier operación, lo que equivale a mucho más trabajo burocrático). Es, en suma, mucho más antiguo y peor que el sistema que hasta ahora veníamos utilizando (llamémosle Rito).

¿Por qué entonces nos lo han colocado?

Pues porque alguien en las alturas de nuestro consejo de administración tiene una empresa que vende al banco el software que está detrás de Panteón. El sistema Rito había sido desarrollado por informáticos del propio banco (ya no hay, han sido externalizados) y no pagaba licencias.

¿Y por qué nos lo han colocado sin un mal curso de formación previo y, sin embargo, estoy convocado la semana próxima para un fastuoso curso de "prevención del blanqueo de dinero" ?

Los cursos de formación cuestan dinero y no interesan. Pero algunos están promocionados por instituciones públicas (UE, Estado, Comunidad Autónoma, etc...). Esos si interesan, porque dan lustre y una pasta gansa al fulano que los imparte, que suele ser cuñao de alguien. Y como los paga el contribuyente, aquí paz y después gloria.

¿Y quién paga al final los platos rotos del Panteón?

El empleado, que ve aumentar sin medida los marrones a su alrededor, y el usuario de banca, que debe esperar largas colas para ser mal atendido por empleados malhumorados que no pueden hacer medianamente bien su trabajo porque carecen de medios. A largo plazo, también el pequeño accionista que tarde o temprano verá menguado su capital por una pésima gestión.
¿Qué puede hacer el usuario normal de banca ante estas situaciones?
Denunciar al banco a través de asociaciones de consumidores, o directamente ante el Banco de España. Nunca descargar su agresividad sobre el empleado que le atiende. En la mayoría de los casos, no tiene la culpa de nada, no es responsable del maltrato recibido, no puede arreglar el problema. En los últimos días me han llamado "ladrón", "sinvergüenza" y unos cuantos epítetos más. Simplemente por estar en primera línea, detrás de un mostrador. ¡No es justo, señores!

12 octubre 2005

Mis casas: 4/4



Y aquí es donde vivo ahora (vuestra casa). Entre el mercado de la Cebada, San Francisco el Grande y la Puerta de Toledo. Me gusta mi barrio, aunque los fines de semana se llene de niñatos pijo-progres con el todoterreno enorme de papá, aunque en verano no te dejen dormir los gritos de los borrachos. Aquí vivimos, Alfonso y yo, y aquí y así me gustaría vivir siempre.

11 octubre 2005

Mis casas: 3/4



Siempre había pensado que al independizarme viviría en un "pisito de soltero" (una perpetua orgía de sexo, drogas y rocanrol). Pero no: Hasta que conocí a Alfonso (1995) no tuve el valor para dar el paso de abandonar la casa paterna. Y entonces lo hice para vivir en pareja, con todo lo bueno y malo que eso conlleva. Alfonso dice que fue feliz en nuestra primera casa de la calle del Pez. Yo también, pero al mismo tiempo me sentía agobiado. 40 metros cuadrados para dos personas muy grandes y muy distintas, en un primero interior con vistas al cuarto de baño del vecino. Cuando murió mi padre y vendimos el piso de la Estrella, tuve la oportunidad de comprar una casa mejor.

09 octubre 2005

El viaje (a ninguna parte).



A estos hombres les han metido en un autobus. Esposados. Aterrorizados. Harán un viaje de cientos de kilómetros por dudosas carreteras sin agua, sin alimentos. Para llegar a no se sabe donde. Probablemente a la muerte.
Y esto es así porque el gobierno de Marruecos ha cedido ante presiones del gobierno español. Que ha cedido ante la presión mediática y una opinión pública que rechaza la entrada de nuevos emigrantes. Aunque sólo sean unos cientos, nada que ver con los miles que entran tranquilamente por los aeropuertos con visado turístico. Pero el gobierno no puede tolerarlo: sería dar la razón a los que hablan del "efecto llamada". Si. Esas señoras caritativas que hacen donativos de 30 euros a Cáritas para que den de comer a los negritos en África. Esos mismos que acuden a las manifestaciones del Hazteoir y que piden ardorosamente la asignatura obligatoria de religión en los colegios.

Mis casas: 2/4



Ésta fue mi casa, en el barrio de la Estrella, desde la primavera de 1975. Nunca me gustaron, ni la casa ni el barrio. Allí vimos en la tele a Arias Navarro cuando dijo aquello de "¡españoles, Franco ha muerto!". Allí sonaron en mi viejo tocadiscos las primeras canciones de Alaska y Radio Futura. De allí salía yo cuando salía de caza y captura a los antros de Chueca. De allí salió mi hermana en 1990 para casarse. Allí sufrió mi madre la terrible enfermedad que la llevó a la muerte en 1992. Nos quedamos sólos mi padre y yo, casi sin hablarnos, hasta que en 1996 empecé a vivir con Alfonso. Y allí murió mi padre, sólo, repentinamente, durante el puente de agosto del 99. Poco después vendimos la casa. Nunca me gustó.

08 octubre 2005

Mis casas: 1/4



Aquí vivía yo hasta los dieciséis. Típica casa burguesa de los cincuenta en los límites del barrio de Salamanca. En realidad no era nuestra, sino de mi abuela. En realidad no era tan chula: era un piso interior de habitaciones estrechas y mala distribución. Eso si, con mucha luz.
Aquí fui muy feliz, leí mi primer libro de Tintín, pasé las paperas, nació mi hermanita. Era mi refugio de seguridad en un mundo amenazador. Hasta que en 1974 a papá le toco una opción de compra en una rifa de la Caja de Ahorros para un piso más grande y mejor –y a muy buen precio- en el barrio de la Estrella. Allí nos fuimos.

06 octubre 2005

Mi sobrina


Mi sobrina me lo pintó sobre un cuadro de escayola. El 11 de septiembre de 2005. Sospecho que me hace un poco la pelota (falta poco para su cumpleaños). Se inclina a la derecha y escribe sePtiembre con P. A mi me ha sacado más delgado y ella se pinta marroncita. ¿no es adorable?

03 octubre 2005

Galáctica



INICIO DE LA TRANSMISION. Butácora de vuelo. Fecha espacial 45/7.

La nave Enterprise de la Federación Estelar se acerca a Piramidón, pequeño planeta perteneciente al Imperio Klingon. Sus habitantes son pobres, principalmente agricultores y artesanos, pero el planeta es rico en recursos naturales y especialmente en piramidita, mineral imprescindible en la fabricación de refurcios electrotómicos (tan necesarios para la vida moderna).

Venimos en nombre de la Federación a traer a estas pobres gentes un mensaje de Paz, Amor y Libertaz, que les ayude a sacudirse el yugo del malvado Imperio Klingon para recuperar sus ricas tradiciones, su lengua enigmática, su identidad inmemorial...

El señor Spock dice que no es lógico preocuparse por las esencias cuando está en juego la vida de personas, pero ya se sabe, es vulcaniano y no tiene sangre en las venas.

El comandante Kirk y varios miembros de la tripulación hemos establecido contacto con la resistencia piramidiana. Esperamos obtener resultados en un futuro próximo.
Butácora de vuelo. Fecha espacial 45/10. ¡La revolución ha estallado! El pueblo piramidiano ha tomado las armas –que nosotros hemos proporcionado- contra la escasa guarnición klingon y las principales ciudades han sido liberadas. Los colaboracionistas han sido neutralizados. El Imperio ha reaccionado con torpeza, aumentando la represión y enviando tropas de asalto –que han sido también neutralizadas por las naves de la Federación.

El señor Spock dice que no está bien neutralizar tanto, que no es bueno para el orden cósmico, pero ya se sabe que los vulcanianos son unos pasmaos y unos tikismikis.

Butácora de vuelo. Fecha espacial 45/15. ¡Triunfo total! En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército klingon, han alcanzado las tropas estelares sus últimos objetivos militares. La guerre est finie! La Junta de Gobierno ha proclamado la independencia de la República Piramidiana y se han establecido automáticamente relaciones diplomáticas con la Federación. Además, hemos firmado un acuerdo comercial ventajosísimo que nos permitirá extraer trillones de toneladas de piramidita a precios sin competencia, utilizando la mano de obra barata de los antiguos agricultores piramidianos.

El señor Spock ha dicho que esto que les hemos hecho a los piramidianos es una putada. Por orden del Consejo Estelar, hemos neutralizado al Sr. Spock.
FIN DE LA TRANSMISION

28 septiembre 2005

Visiblemente normalizados



León, domingo, 25 de septiembre, después de comer. Sentados en un banco en la plaza, frente a la catedral. Esperando a que abran. Van llegando turistas. Un grupo de dos matrimonios jóvenes, con un niño pequeño en sillita. El padre de familia nos mira, de repente, con esa mirada libidinosa que no es de padre de familia. Yorgos y Alfonso se dan cuenta y entre risas comienzan a hablar de los "galleteros" (gay+hétero). El padre se da cuenta de que nos hemos dado cuenta y despliega todo su plumero de machito pavo real: mete tripa, saca pecho, sonríe de oreja a oreja. Hace que le hagan una foto, muy agarradito a su chorba. Nuestros comentarios van subiendo de tono. Luego se van y alguien pregunta: "pero bueno, ¿no van a abrir nunca la catedral?".

Y una chica que llevaba un rato largo sentada a nuestra espalda, en el mismo banco y con la antena bien puesta, nos da sonriente toda la información: "La catedral no la abren hasta las cinco, mientras tanto podeís visitar San Isidoro!"

27 septiembre 2005

Vocaciones frustradas

He leído ésto en el blog de Manuel H. Si la Iglesia no acepta ya homosexuales en su club... ¿De dónde va a sacar vocaciones?

17 septiembre 2005

Vacaciones (y VII)



26 de agosto: Nos levantamos muy temprano para ver algo de Larnaka antes de subir al avión. En esa ciudad está el aeropuerto. Visitamos la iglesia bizantina de Ayios Lazaros (San Lázaro, el de "levántate y anda", patrón de todos los zombis, que se vino por aquí a predicar y que aquí está enterrado, según la tradición). Llena de viejas beatas ortodoxas muy alborotadas por besar todas las reliquias con gran devoción. Luego buscamos la mezquita Hala Sultan Tekke, al borde del gran lago de sal junto al aerodromo. Desde la carretera vemos el lago, vemos la mezquita entre un palmeral. Pero no hay indicaciones ni modo de llegar allí. Después de perdernos tres veces, damos con el camino. La mezquita está cerrada y en obras de reconstrucción.

Una cosa que he observado en casi todos mis viajes es el intencionado olvido de determinadas secuencias del pasado de un país en aras de una homegeneidad histórica que cuadre con el nacionalismo dominante: Así, la primera vez que estuve en Turquía –las cosas han cambiado allí, para bien-, no interesaba mostrar el pasado griego de Estambul-Constantinopla. En Méjico y sobre todo en Perú, ensalzan todo lo azteca o lo inca, pero desprecian bastante el barroco colonial español. Casi nadie se libra: Aquí en este país entre Francia y Portugal que no es Andorra, tenemos el claro ejemplo de un Aznar que niega la españolidad de Avicena o Boabdil, o ese otro de los nacionalistas vascos que basan su poder en un mítico Euskadi que nunca existió y olvidan que Elcano –primus cicumdedisti me- trabajaba para el rey de España, o que San Sebastián-Donostia es así como es porque la pusieron de moda Alfonso XIII y la aristocracia madrileña.

Y con esta digresión termina el relato de mis vacaciones de agosto en Chipre. Aviso a los visitantes que me quedan 15 días de vacaciones que tomaré en noviembre. Así que amenazo con otro largo y aburrido relato. Eso si, será un poco más exótico...

15 septiembre 2005

Marionetas en la cuerda.



Se supone que es el hombre más poderoso del mundo.

Y hasta para hacer pis tiene que pedir permiso... a una subordinada.

¡En qué manos estamos!?!?!

14 septiembre 2005

Vacaciones (VI)



24 de agosto: Día de asueto. Lectura y relajación. Tumbona, playa y piscina. Cena en restaurante mejicano, con fondo musical de canciones en español -pero de cualquier sitio menos de Méjico.

25 de agosto: Madrugamos y nos ponemos en camino a Nicosia. Según llegamos, aparcamos cerca del paso del "Ladria Palace" y caminamos hasta el puesto fronterizo. Allí concertamos el alquiler de un coche baratito, que debemos recoger después en las oficinas de la compañía. Entonces nos damos cuenta de que nos hemos dejado el pasaporte en el hotel. Gran disgusto. Pero no paaasssaa naaadaa: Nos dejan pasar con el DNI. ¡Tanta frontera, tanto muro con alambradas, y a la hora de la verdad esto es un coladero!.
Caminamos hasta las oficinas del rent-a-car y pasamos por un barrio moderno, con edificios oficiales y mucho bronce triunfalista. El vehículo en cuestión resulta ser un Suzuki Jimny de cuando reinó Carolo, muy chulo pero harto incómodo de conducir. Inasequible al desaliento, Alfonso se pone al volante y en seguida domina a la bestia. Enfilamos la carretera de Kyrenia (Girne en turco), la principal población de la costa norte. A lo lejos divisamos las crestas de la "cordillera gótica", llamada así por el rosario de castillos, iglesias y otras costrucciones de tal estilo, dejadas allí por los caballeros francos durante la Edad Media.

Antes de llegar nos desvíamos a la izquierda por una carreterilla que asciende estre campos de tiro del ejército turco hasta el castillo de San Hilarión. De origen bizantino, fue ampliado y reforzado por los Lusiñán. Se conserva en buen estado y el emplazamiento es muy atractivo: encaramado en lo alto de la montaña y mirando al Mediterráneo, más azul que en un folleto turístico. Tras el intenso ejercicio aeróbico -subiendo y bajando escaleras de piedra-, seguimos viaje hasta Kyrenia. Allí nos instalamos en una terraza del puerto para tomarnos una cerveza (una Efes turca) y descansar un rato hasta la hora de la comida. Comemos en otra terraza y tardan un siglo en servirnos. Después de comer visitamos el castillo, mole de piedra dorada que domina el frente marítimo de la ciudad. Desde sus almenas se divisa la ensenada que forman los restos del antiguo puerto romano. En sus aguas verde esmeralda nadan unos chicos del pueblo.

Antes de volver al sur tenemos una visita obligada: Bellapaís. Fue aquí donde Lawrence Durrell compró una casa en 1953 y donde residió la mayor parte del tiempo que relata en su libro. El pueblo recibe su nombre de la abadía gótica: Los monjes franceses que la fundaron la llamaron "de la Paix", y los venecianos lo cambiaron a "Bella País". Emplazada en las laderas de la cordillera y con una espléndida vista de toda la costa, la abadía en ruinas produce un efecto visual sorprendente, resultado una vez más de la mezcla de arquitectura occidental y entorno exótico. De todas formas, muchas cosas han cambiado desde que Durrell se fue: La aldea de campesinos griegos se ha transformado en un lugar turístico habitado por turcos, la famosa campiña de árboles frutales está ahora plagada de chalets de dudoso gusto y el Árbol de la Ociosidad –bajo cuyas ramas se reunían los paisanos a ver pasar el tiempo- es sólo un retoño insertado en la terraza de un restaurante. O témpora, o mores!

12 septiembre 2005

Vacaciones (V)



23 de agosto: Excursión a Lefkosia (Nicosia), capital del estado. De los dos estados, porque la ciudad quedó partida por la mitad tras la guerra del 74. Visitamos primero la zona sur (grecochipriota). Viniendo de Limasol, se entra por unos barrios muy modernos, con edificios de arquitectura ultimo grito (a veces último grito de terror) y comercios hipermegapijos. Aparcamos por allí y paseamos hacia el interior. El centro histórico está encerrado en un sistema poliédrico de fosos y muros que construyeron los venecianos en el siglo XVI para defender la plaza del ataque de los turcos. No tuvieron mucho éxito.
Tras esas murallas, se levanta una mezcolanza de construcciones modernas y poco afortunadas con algunos edificios interesantes en zonas claramente deprimidas o abandonadas. Cuenta Lawrence Durrell en su "Limones amargos" que el valor inmobiliario del metro cuadrado en el centro de Nicosia superaba el de Washington. Hablamos de mediados de los años cincuenta. Lo que vemos es el resultado de aquella especulación. Dominando el conjunto, el palacio del Arzobispo, con una enorme escultura de Makarios y un interesante museo de iconos bizantinos. Y al fondo de la calle principal, Ladria Street, topamos con el muro que separa los dos Chipres. Hay un mirador para asomarse –entre garitas, alambradas y sacos terreros- pero no dejan hacer fotos. A un lado del mirador, la oficina municipal de turismo, y al otro unas dependencias de la policía y una pequeña exposición sobre las maldades cometidas por los malvados turcos. Todo el montaje resulta claramente propagandístico, es como si el muro hubiera llegado a ser un atractivo turístico más de la ciudad. El caso es que nos entra un intenso deseo de pasar al otro lado. No hay ninguna indicación y nuestra guía no contempla esa posibilidad. Preguntamos en el cuartelillo y un amable policía nos indica. Hay que salir de las murallas y rodearlas hasta dar con el paso del Ladria Palace Hotel. Tras una corta caminata encontramos el lugar. Primero pasamos por un puesto de control grecochipriota. Ni nos miran. En la decoración, predominan el blanco y el azul de la bandera griega. Luego la calle discurre frente a un gran hotel abandonado: el Ladria Palace. Estamos en tierra de nadie, el espacio de separación establecido y vigilado por la ONU. Entre tanta desolación, destacan dos edificios antiguos pero restaurados y como nuevos: uno es la embajada de Grecia, el otro, ¡el Instituto Goethe!. Se han situado en una posición estratégica: así dan servicio a todo el que desee aprender alemán, sea greco o turcochipriota. Otros cien metros y llegamos al control fronterizo de la República Turca del Norte de Chipre. Aquí los colores de moda son el rojo y el blanco de la bandera turca. Ante la caseta del control espera una pequeña cola de turistas y junto a ella, una oficina de alquiler de automóviles. No hemos podido pasar con el nuestro porque según reza el contrato, el seguro no cubre en el "Chipre ocupado". Sin más problema que presentar nuestro pasaporte, pasamos al Chipre ocupado.
La primera impresión es que nos encontramos ante más de lo mismo: desorden urbano y feas construcciones de los años 60. Pero a medida que nos volvemos a internar en el casco antiguo, la cosa mejora. El Chipre turco no ha experimentado el extraordinario boom económico e inmobiliario del resto de la isla y, en consecuencia, se ha preservado mejor el conjunto histórico. Visitamos primero el Buyuk Han, un caravansaray o albergue para los comerciantes que recorrían la isla transportando mercancías a lomos de camello. Luego nos tropezamos de pronto con la mezquita Selimiye. Es impresionante, porque era la catedral católica de Santa Sofía. En el siglo XVI, los turcos le quitaron las imágenes y le añadieron dos altos minaretes que le dan, de lejos, un aspecto de enorme enchufe eléctrico. Es muy extraña la sensación: te descalzas en el pórtico y entras en lo que te parece una catedral gótica. Estás preparado para ver crucifijos, santos, capillitas y relicarios. En vez de eso te encuentras con un espacio diáfano, encalado y decoradas algunas paredes con versículos del Corán escritos en alfabeto árabe. Hay un alto atril para las predicaciones y las líneas de la moqueta rojiza se orientan hacia un mirhab que mira a la Meca. No sé si esto es choque de civilizaciones, pero desde luego es chocante. Después de la mezquita gótica, visitamos el Lapidario –un pequeño museo con restos de edificios ya derribados- y otra mezquita que fue la iglesia de Santa Catalina. Comemos en una terraza, en el Buyuk Han y nos damos cuenta de que nuestros euros valen aquí el doble que en el Chipre griego. Decidimos que hay mucho que ver y que merece la pena gastar un día entero en el Norte. Desandamos el camino y volvemos a pasar por el corredor fronterizo del Ladra Palace.
Ya en zona griega, visitamos el museo arqueológico, muy completo e interesante. Luego volvemos a Limasol, pasando por un par de pueblos. En Dali visitamos una capilla con frescos medievales. El viejo que nos la enseña nos señala un monte a lo lejos. Allí está el monasterio de Stavrovuni, fundado por Santa Helena –la madre del emperador Constantino- durante su tour mundial con la Vera Cruz a cuestas. Se supone que dejó aquí la cruz del Buen Ladrón, que había encontrado también en Tierra Santa. Que digo yo que en qué notaría Santa Helena que era la del Buen Ladrón y no la del malo. Fuera de bromas irreverentes, el ascenso al monasterio merece la pena, por el paisaje y por ver un poco el ambientillo de los monjes. Atención: ¡no está permitido el paso de mujeres, así que es como un club gay!

11 septiembre 2005

Vacaciones (IV)


20 de agosto: Excursión a los montes Troodos, donde hay una estación de esquí. En invierno, claro. A medida que subimos por estrechas carreteras el paisaje va mejorando. Arriba es boscoso y hace fresco. Comemos musaka y visitamos después el monasterio de Kykkou o Kykos. Es el más rico y el más famoso, por albergar un icono de la Virgen que dicen que pintó del natural San Lucas el evangelista. Aunque de fundación muy antigua (s. XI), ha sido reconstruído tantas veces que parece nuevecito. Es el centro espiritual del nacionalismo griego en Chipre. No hay que olvidar que aquí cada iglesia ortodoxa tiene dos banderas en su fachada –y sólo dos: Una es la de la iglesia ortodoxa, un águila bicéfala negra sobre fondo amarillo o dorado. Era la enseña de los bizantinos. La otra bandera es la azul y blanca de Grecia. No la de Chipre, sino la de Grecia. Es como si en las iglesias españolas figurase siempre una bandera del Vaticano y otra de Italia, por ejemplo. En fin, nacionalismos religiosos aparte, el monasterio es bonito y alberga una magnífica colección en su museo de arte bizantino. Sólo por ver este museo me hubiera merecido la pena venir a Chipre.

21 de agosto: Día tranquilo y relajado, al sol en la playa de Coral Bay. Por la tarde, se intala un grupito de niñatos chipriotas en la sombrilla contigua a la nuestra. El líder es un individuo insoportable de unos 20 años. Se vé que está forrao o que es el hijo consentido de algún jerarca local, porque todos le bailan el agua aunque se nota a la legua que no le soportan. No es que hable a gritos, es que rebuzna. Cuando sus amiguitos se escaquean, saca un móvil de alta gama y sigue tele-rebuznando. Como ya estamos quemados y socarrados, nos largamos. Esa noche cenamos en una terracita muy agradable junto al castillo de Limasol. Cocina local y camareros gais.
22 de agosto: Día tranquilo y relajado, etc, etc... sin salir del hotel. Playa y piscina, lectura y contemplación de chulazos exsoviéticos (la mayoría de los turistas del hotel proviene de la antigua URSS).

08 septiembre 2005

LoQueHayQueOir.org


Vía escolar.net, leo esto:


y allí descubro un banner que me lleva a esta otra noticia.

Desde que probé el ácido, allá por los ochenta, no había alucinado tanto.

Vacaciones (III)



18 de agosto: Conduce Alfonso. Hemos descubierto que él es el más indicado, por ser zurdo y por no tener tan interiorizado el hábito de conducir por la derecha. Empezamos con un paseo por el centro de Limassol. Apenas quedan cuatro o cinco calles que no hayan sido arrasadas por la especulación y el nefasto urbanismo. El barrio turco fue destruido casi por completo durante el conflicto del 74, aunque ha sobrevivido una pequeña mezquita y un ruinoso hamam. Luego nos acercamos al cercano pueblo de Kolossi, donde visitamos el famoso castillo medieval, que perteneció a los caballeros de la orden de San Juan de Jerusalén. El castillo era llamado "la grande Commanderie", y en sus tierras se producía un famoso vino dulce. Con el tiempo, el vino tomó ese mismo nombre: Commandaria. Tratamos de comprar vino, pero allí no hay tienda y nos recomiendan el museo del vino, en el pueblo. Resulta ser una especie de chalet de reciente construcción, y cobran unos 4 euros por persona por visitarlo. Eso si, después ofrecen una degustación. No llegamos a entrar. Después de perdernos por carreteras secundarias, volvemos a Limassol y comemos en una bonita taberna instalada dentro del mercado de abastos. Volvemos al hotel. Yo me he agarrado una hermosa borrachera con el litro y medio de cerveza KEO que me he ventilado. Así que me meto en el sobre a sobarla. Javier y Alfonso se bajan a las tumbonas de la playa-piscina. Esa noche, cenamos de nuevo (opíparamente) en el Club Naútico. A Javier se le cae el salero. Como es muy supersticioso, ejecuta un complicado ritual para deshacer el mal fario. Nos reímos tontamente. Después de cenar, visitamos el Alaloum, clásico bar gay del lugar, en el antiguo barrio turco. El local es bonito, instalado en una casa medieval. Pero el público es, digamos, peculiar. Se trata básicamente de chicos travestidos, de alquiler seguramente, para consumo de los muy machos y muy reprimidos chipriotas. Tomamos una cerveza y nos piramos.

19 de agosto: A las dos de la madrugada llaman al teléfono. Es Javier. Le han llamado desde su empresa en Barcelona. Ha surgido una crisis bastante grave y debe volver inmediatamente. Le acompañamos al aeropuerto de Larnaka, a unos 60 kms., y consigue embarcar en el primer avión que enlaza con BCN, ya a las siete de la mañana. Le prometo nunca más reirme de los saleros derramados. Nos volvemos al hotel a dormir un par de horas. Al despertar, medio zombis, nos vamos a la tranquila playa de Pissouri (vaya nombrecito para una playa) a comer y a seguir descansando. A la vuelta, paramos en la Petra To Romiu (la piedra del romano), un peñón de la costa donde la leyenda dice que nació Afrodita. Allí hubo un santuario de la diosa y allí estuvo Cleopatra para rendirle culto. Nos sorprende ver un árbol reseco cargado de exvotos. Parece ser que son muchos todavía los fieles de Venus.

05 septiembre 2005

Vacaciones (II)



17 de agosto. Cantidá de calor. Visita a Kurión. Era una ciudad en tiempos del imperio romano. Luego hubo terremotos, epidemias, invasiones, y fue abandonada. Bonita, por la situación, frente al mar. Nos encontramos con un matrimonio catalán, muy simpáticos. Nos recomiendan algunos sitios y nos dicen que a Nicosia (la capital) ni vayamos. Seguimos hacia Pafos, una de las ciudades importantes. Nueva decepción: es otra sucesión de urbanizaciones, hoteles y apartamentos sin orden ni concierto. No parecen tener el menor interés por la estética ni por el urbanismo. Comemos unos bocadillos y tomamos café en el puerto, el único lugar con algo de encanto. Luego visitamos la zona arqueológica contigua, repleta de bonitos mosaicos romanos. Hay también cerca un cementerio egipcio (ptolemaico), que resulta curioso sin más. Volvemos al hotel y esa noche cenamos en lo que queda (poco) del pueblo de Limasol. Es una zona bastante recuperada en torno al castillo y unos almacenes del antiguo puerto. Pido unos filetes de pescado y me traen una especie de merluza toda entera para mi.

Un poco de historia: Chipre ha estado habitada desde la prehistoria. Y desde entonces ha sido ocupada por todos los pueblos que pasaban por allí, dejando su poso en la cultura y en la raza. Fenicios, griegos, egipcios y romanos dominaron la isla en la Antigüedad. Luego, durante un largo periodo (de 330 a 1.191 d.C.) perteneció al imperio bizantino, si bien sufría frecuentes saqueos de los piratas árabes.

En 1191, Ricardo Corazón de León, en ruta hacia Tierra Santa para su Cruzada, conquista la isla a su último reyezuelo bizantino, se casa allí con Doña Berengaria de Navarra (pobrecilla, más le hubiera valido quedarse en Pamplona, ni cató al marido, que era gay) y vende la isla a los caballeros templarios, que a su vez la revenden a un personaje: Guy de Lusignan, el malo de "El Reino de los Cielos", que se corona rey. A partir de entonces, la familia Lusiñán gobernará Chipre durante casi doscientos años. Llenan la isla de castillos, iglesias góticas y caballeros franceses. Persiguen a los cristianos ortodoxos, que son mayoría entre la población autóctona, e implantan el culto católico.

Hasta que en 1489, Catalina Cornaro, la última reina, vende su posesión a los venecianos a cambio de un agradable retiro en la ciudad de los canales. Los italianos utilizan la isla como escala en sus rutas comerciales y la fortifican para defenderla de los turcos, pero finalmente estos últimos la invaden y toman Famagusta –la última posesión latina- en 1571. Los turcos expulsan o masacran al clero católico, pero mantienen a los ortodoxos griegos. De hecho, los sultanes de Constantinopla entregan parte de la gobernación efectiva de la isla al Arzobispo. Hay que explicar aquí que ya los emperadores bizantinos habían entregado la administración de Chipre al todopoderoso Arzobispado Autocéfalo. Las iglesias góticas se transforman de esta manera en mezquitas o son abandonadas, pero fructifican los monasterios y capillas ortodoxas.

En 1821 se inicia la revuelta independentista de los griegos frente a la Sublime Puerta. En Chipre se reprime sin contemplaciones, pero se refuerza el sentimiento nacionalista entre la mayoritaria comunidad griega. En 1878 el decadente Imperio Otomano cede la administración a los británicos, si bien mantiene nominalmente la soberanía hasta 1914. Gran Bretaña ambicionaba la isla para utilizarla como base de operaciones en su política de Oriente Medio. Por otra parte era una escala importante en la ruta hacia el Canal de Suez. Al estallar la Gran Guerra, los ingleses inician una administración colonial que durará hasta 1960.

A mediados de los años cincuenta, el gobierno de Atenas y la iglesia ortodoxa fomentan un nacionalismo exaltado entre la comunidad greco-chipriota. Se trataba de lograr la Enosis, la Unión con Grecia, aprovechando los procesos de descolonización que Gran Bretaña mantenía abiertos en su Commonwealth. Pero los británicos, instalados en la inacción, no tenían un plan claro de descolonización para la isla y, por otra parte, había un 20% de población turcochipriota que no aceptaba ser gobernada desde Atenas o por los popes ortodoxos.

Pronto estalla la revuelta de los grecochipriotas contra los ingleses: primero de forma pacífica, en forma de huelgas y manifestaciones. Pero surge una organización que hoy calificaríamos sin duda de terrorista: la EOKA, que inicia una campaña sangrienta. Los británicos no saben qué hacer: Deportan al arzobispo Makarios –que se ha convertido en el líder espiritual de los grecochipriotas- y comienzan a utilizar a turcochipriotas como tropas auxiliares para la represión, convirtiéndolos así en un objetivo para las bombas de la EOKA y cebando el odio entre las dos comunidades.

Cuando finalmente se concede la independencia (1960), nadie queda contento: formalmente hay una Constitución que ampara los derechos de las minorías y establece un complejo reparto de cargos en base a criterios étnicos. Pero los griegos pronto querrán abolir este sistema y los turcos comienzan a boicotear las instituciones para evitarlo. Así transcurren las cosas, más mal que bien –y siempre bajo la presidencia de Makarios, que actúa a veces como elemento moderador- hasta que en 1974, la Junta Militar que gobierna Grecia desde el golpe de los coroneles (1967) promueve un golpe de estado ultraderechista en Chipre. Makarios huye y se proclama un nuevo régimen bajo la presidencia de Nicos Sampson –un antiguo terrorista de la EOKA y agente de la CIA- que reclama la inmediata Enosis con Grecia.

A los cinco días, el ejército turco invade un 30% de la isla. Se da la extraña circunstancia de que un país de la OTAN (Turquía) emplea la fuerza militar contra uno neutral (Chipre) por su intención de fusionarse con otro país de la OTAN (Grecia). El fracaso obtenido provoca la caída de Sampson (y de sus amigos, los coroneles de Atenas) y el retorno de Makarios. Pero el mal ya está hecho: La isla queda dividida y comienza el dramático desplazamiento de las poblaciones. Los griegos se quedan en el sur y los turcos van al norte. Se proclama la República Turca del Norte de Chipre, estado que sólo es reconocido (inmediatamente) por Turquía. La ONU ocupa un estrecho pasillo de separación entre las dos zonas que atraviesa la capital, Nicosia.
En los últimos años, y ante el ingreso de la república grecochipriota en la Unión Europea, parecía que las cosas iban a mejor. Existía un plan diseñado por la ONU –que apoyaban tanto Grecia como Turquía- para la reunificación de la isla en un estado confederal. Se planteó un referendum consultivo en cada zona. Los turcos dijeron "si". Los griegos, "no".

02 septiembre 2005

Vacaciones (I)



13 de agosto. Destino Atenas con Olympic. En el avión, el ya familiar sonido del griego moderno (parakaló, parakaló), una especie de jerga incomprensible que sin embargo suena muy parecida al español: "komunistikó coma helados" significa "partido comunista de Grecia". En la mochila, un libro: "Limones Amargos" de Lawrence Durrell. Entre 1953 y 1956, Durrell vivió en Chipre y en el libro refleja sus experiencias y su pena por el conflicto de nacionalismos que vivió –y todavía vive- esa isla.

14 de agosto. Calor. Por la mañana, visita al renovado Museo Nacional de Arqueología. Comemos un sandwich en una terraza junto a la catedral ortodoxa y, por la tarde, esperamos en la plaza Sindagma la llegada de Javier desde Barcelona. Nos llaman al móvil desde Madrid: parece ser que se ha estrellado aquí, cerca de Atenas, un avión que volaba de Chipre a Praga. Esa misma tarde, al caer el sol, visita a la Acrópolis. A esa hora tiene una luz especial, amarillenta, muy ateniense. Cena en Plaka, en una terraza típica atestada de turistas, a base de "meze", surtido de tapitas y ensaladas de la tierra.

15 de agosto. Más calor. Aquí también celebran (y mucho) la Asunción de la Virgen. Así que todo el mundo se ha marchado a la playa aprovechando el puente y en Atenas sólo quedamos cuatro turistas despistados y los emigrantes paquistaníes, que son multitud. Regreso al Museo Arqueológico para que lo conozca Javier, paseo por las principales avenidas y unas cervezas en Kolonaki (su barrio de Salamanca), en la terraza más pija de la Hélade. Comida en el área turística de Monastiraki, en una taberna pseudotípica. Por la tarde, una corta siesta y subida en funicular al monte Licabitos, con las mejores vistas de la ciudad y la Acrópolis al fondo, al atardecer. Cena ligera en una terraza de Kolonaki, en un ambiente como de California 47 en sus buenos tiempos. Luego, intentamos encontrar el clásico bar de ambiente "Aleko’s Island", pero nos hacemos un lío con las calles y, como estamos cansados, nos volvemos al hotel.

16 de agosto. Mucho más calor. Llegamos a Chipre, al aeropuerto de Larnaka, tras un vuelo bastante corto. Primer contacto: alquilar un coche. Un Honda Civic tres volúmenes, bastante chulo, con espacio suficiente para los baúles que acarreamos y nuestras tres grandes humanidades. Pero el volante está a la derecha. Porque aquí se conduce a lo británico, por la izquierda. Javier insiste en ser el primero en conducir (se ve que no se fía de nosotros). Por la autopista, todo va bien, pero al entrar en la ciudad de Lémessos (Limasol), calcula mal las distancias y se lleva por delante el retrovisor de una furgoneta que está aparcada. Huímos, como vulgares Farruquitos. Javier decide que él ya no conduce más. El hotel está muy bien, con piscina y playa propia, y las habitaciones son amplias y cómodas. Pero la ciudad nos decepciona: son kilómetros de hoteles y apartamentos en torno a una avenida con un tráfico insoportable. Y los precios son también británicos: resulta que la moneda nacional es la libra chipriota y la relación de cambio con el euro es tan irreal como esos restaurantes chinos que salpican la avenida. Por lo demás, tanto los turistas como el personal de hostelería son básicamente rusos y exsoviéticos. Cenamos (espléndidamente) en el Club Naútico, el único lugar que nos parece verdaderamente chipriota.

01 septiembre 2005

Katrina (and the Waves): Walking on Sunshine?



He vuelto. He pasado una gastritis y la típica depresión postvacacional. Katrina arrasa en Nueva Orleans. Luisiana parece Bangla Desh. Y la Superpotencia es incapaz de manejar la situación. Será por falta de medios. Claro que está gastando un dineral en Irak. Donde tampoco controla mucho las cosas. Claro, que ahora los iraquíes son libres. Y la gasolina se vé que va bajando de precio...

09 agosto 2005

Yo también me voy de vacaciones.



El próximo día 19 se cumplirá un año desde que inicié esta Butácora. Como para entonces estaré tumbado a la bartola en la isla de Afrodita, dejo ahora un artículo para celebrar el acontecimiento y despedirme de mis adorados lectores hasta nueva orden.

Empecé leyendo otros blogs: momentos de ocio en tiempo laboral, en una situación desmotivante. Luego hice la prueba, tener yo también un blog y volver a escribir cosas por amor al arte, como cuando tenía veinte años. Y con el tiempo, esto se ha convertido en un pequeño vicio (confesable).

Odio hacer balance. Pero me veo en la obligación moral de reconocer todo lo que he ganado en este experimento:

- He liberado fantasmas que llevaba dentro de mi conciencia desde hace años. Me quedan otros, muy dolorosos, que ya irán saliendo.

- He recuperado el gusto por la escritura. Ya sé que a veces mi estilo es banal, a veces un poco pedante. No me preocupa, no pretendo ser académico ni ganar el premio Planeta, sólo divertirme.

- Como ya no puedo dedicar a esto ni un minuto en el trabajo, aprovecho mejor las noches. Me he desenganchado (casi) de la horrenda programación televisiva y de los juegos de ordenador.

Gracias a todos los que habéis entrado aquí a leerme y, especialmente, a los que habéis dejado algún comentario. Sabed que me habéis elevado el ego en un momento en que andaba por el subsuelo.

Ahora sólo me falta un premio del Euromillón y un tratamiento de choque en Incosol para alcanzar la felicidad completa.

08 agosto 2005

Una persiana



Acabo de leer un tebeo que no puedo dejar de recomendar. El año pasado, a la vuelta de un viaje a Irán, descubrí a Marjane Satrapi y su saga "Persépolis", el relato en clave infantil de la Revolución Islámica de Jomeini y lo que vino después. Ahora se ha publicado "Pollo con ciruelas": La historia mágica y tristísima de un hombre, de su familia y (de paso y como quien no quiere la cosa) de su país. Contada con una sana ironía y mucha nostalgia.

Después de Irak, parece que es Irán el objetivo de las ambiciones de los poderosos en su mundial juego de estrategia. Demasiado petróleo en sus entrañas y un régimen demencial, no muy alejado del nacional-catolicismo español de los años 40 y 50. Tal y como se han puesto las cosas en el mundo, el siniestro juego de los ayatolás con la bomba atómica puede ser la garantía de su supervivencia o la sepultura de su pueblo. Una sociedad, una cultura y unas personas que no merecen ese destino.

04 agosto 2005

Houston, tenemos un marronazo!

Hace algunos años (1998) se estrenó "Armagedón". Bruce Willis y su equipo de brillantes astronautas americanos salvaban al mundo de la destrucción total causada por el impacto con un asteroide gigante.
En su camino hacia el espacio exterior, hacían una paradita técnica en la estación espacial exsoviética MIR. Como es habitual, Hollywood daba una imagen pelín sesgada de la cosa: Los gringos llegaban en un super-transbordador de última generación y se encontraban con astronautas rusos stajanovianos (y un poco pirados) que malvivían entre las ruinas de un museo de las tecnologías obsoletas.

Y luego resulta que el Columbia se desintegra en el cielo y al Discovery –tras años de estudios y reparaciones y muchos dólares gastados- se le caen las losetas térmicas y se le desparrama la gomaespuma. Y sus astronautas pueden llegar a depender de los vehículos rusos para regresar a la Tierra.

Claro que todo se explica al leer esta noticia (El País, 4/8/2005):

"Un informe interno de la NASA elaborado el pasado diciembre advertía de deficiencias en la forma de colocar la gomaespuma que recubre el tanque externo de combustible del Discovery, según publica en su edición de hoy el diario The New York Times. (...) El informe lleva la firma de Conley Perry, un antiguo jefe de la división de control de calidad de la NASA en el Centro Espacial Jonson. Perry, que ya está jubilado, señala en su documento que los ingenieros de Lockheed Martin "no hicieron un trabajo minucioso" para identificar los posibles problemas con el revestimiento de gomaespuma. Este experto denuncia que la compañía estaba más preocupada por cumplir los plazos que por realizar controles de calidad exhaustivos. El documento, fechado en diciembre, advertía ya de que los posibles trozos de aislante sueltos "continuarán siendo una amenaza" que debería ser eliminada."

Y es que siempre hay algún directivo tiburón, más preocupado por la rentabilidad inmediata que por el trabajo bien hecho.

03 agosto 2005

Panorama desde mi ventanilla. Moncho.


Tengo un cliente en el banco. Llamémosle Moncho. Por su parecido a Moncho Borrajo. Bueno, físicamente está a medio camino entre Jose María Aznar y Moncho Borrajo. Esta mañana llega a mi ventanilla con el impreso que le ha enviado la Dirección General de Tráfico. Una multa. Y quiere pagarla, en efectivo.

Discretamente, leo el texto del documento. Le han impuesto una sanción de 300 euros por conducir su BMW todo terreno a 123 km/h en donde la velocidad máxima permitida era de 60 km/h. Miro la fecha de la sanción: noviembre de 2004. Ha tenido 8 meses para pagar.

Le advierto que ya ha pasado el plazo para pagar la multa a través del banco. De hecho, intento pasar los datos por el terminal y no consigo colarlos. Tendrá que pagar en la DGT.

Me responde indignado: No piensa ir a la DGT, ya fue una vez. ¡Qué humillación! Le obligaron a hacer cola con los negros que pedían su carné de conducir.

Ignoro el comentario racista. Le sugiero entonces que ponga un giro postal a la DGT desde la oficina de Correos que tenemos a la vuelta de la esquina. No way. Él con la Administración no quiere saber nada. Le digo que no va a tener problema, la oficina de correos en cuestión funciona muy bien y los empleados son muy amables. No muy convencido, se aleja de mi ventanilla rezongando no sé qué.

Éste es el tipo de imbéciles que consigue amargarme la mañana.

28 julio 2005


Como sabeís, trabajo desde hace unos meses en la ventanilla de un banco. No siempre ha sido así: durante los dieciocho años precedentes he trabajado en los servicios centrales, editando una revista de bolsa primero, como documentalista después. Como consecuencia de sucesivas fusiones y reestructuraciones, la empresa decidió reducir al mínimo el personal contratado en servicios centrales, sustituyéndolo por subcontratas, becarios, etc...
En cualquier caso, fue un mal trago cuando me llamaron de Recursos Inhumanos para comunicarme el traslado a la ventanilla de una sucursal. Se habían fijado en mí, no por malos informes de mis superiores, no por un trabajo mal realizado, sino por ser un HOMBRE SOLTERO DE EDAD MEDIANA. Sin responsabilidades en la vida (que ellos conozcan), sin raíces que me aten, demasiado joven para la prejubilación, demasiado viejo para la subcontratación.
Bueno, fue un mal trago que ya he superado. He perdido algunas cosas y he ganado otras: Gano un poco menos, pero ahora salgo todos los días a las tres de la tarde y tengo mucho más tiempo de ocio. El trabajo no me gusta, pero soy flexible y a todo me puedo adaptar.

Y hoy, miércoles 27 de julio, recibo en mi puesto de trabajo un sobre grandote con mi nombre escrito a mano (letra redondilla) y remite de Recursos Humanos. Tiemblo. Rasgo el sobre y extraigo un tarjetón.

Resulta que hoy, miércoles 27 de julio, festividad de San Pantaleón, celebro mi cumpleaños. Y la Dirección Territorial de RR.HH. me desea mucha felicidad y todo tipo de parabienes en fecha tan señalada.

O sea, que yo sobraba como documentalista experto en economía y sector financiero. Pero hay una persona en RR.HH. que dedica su tiempo –tan escaso, tan valioso- a enviar tarjetas de felicitación a los empleados que cumplen años.

Señores, ésto es la Empresa Privada, ésto es Eficiencia, esto es Motivación.

20 julio 2005

Mi vida. 1985. Edith.



Ahora mismo estaba haciendo zapping, aburrido. De repente, paso por Telecinco. Operación Triunfo. No suelo ver mucho la tele, y menos estas cosas tan penosas. En la pantalla, una de las alumnas suelta lagrimitas mientras la profesora le conmina a que sea fuerte y triunfe. Patético.
Pero de pronto, doy un respingo. Esa voz. Esa cara. Tiene que ser... Edith!

Edith era amiga de Paloma, amiga de Luis. Paloma tocaba la guitarra eléctrica en el grupo de Edith, que se llamaba "Edith Puaff". Recuerdo el concierto de presentación del grupo, en un antro heavy de la calle de la Madera. Edith llevaba una camiseta amarilla de su grupo favorito, Devo. Para acabar tocaron su super-éxito, "hombre caramelo", mientras arrojaban caramelos al público.

Nos hicimos bastante amigos. Yo entonces disponía del viejo Seat 124 de mi madre, y a veces les ayudaba a cargar el (austero) equipo musical hasta el lugar donde actuaban.

Edith compartía un piso bastante grande, cerca del Manzanares, con dos chicos venezolanos. Los dos entendían. Uno de ellos, Gamal, era un tiarrón de uno noventa que me tiraba los tejos. Yo me dejaba querer, pero no era mi tipo.

El caso es que organizaron una fiesta en aquella casa, para celebrar un cumpleaños o algo así. Yo iba con Eduardo, al que acababa de conocer por Diego. Estaba Edith (reina de la fiesta). Estaba Luis (emperatriz). Estaba Gamal (papisa). Demasiadas testas coronadas. Había también en la fiesta un chico noruego y rubio como la cerveza. De pronto, se oyen unos gritos en la cocina: Luis y Edith se pelean por el amor del noruego (que está en la inopia y no se entera de nada). Edith le llama a Luis "maricón" y Luis le contesta con un "sudaca de mierda" que oye Gamal. Éste le propina un puñetazo a Luis. Le rompe la nariz y a continuación se produce un alboroto en el descansillo de la escalera. Se rompen cristales, Luis sale huyendo, se presenta la policía municipal, alertada por los vecinos. Eduardo y yo nos vamos en cuanto podemos. Acabamos en el Ras, con un grupo de refugiados de la fiesta entre los cuales está Jesús Ramos (un magnífico pintor que no sale en Google, que gran error de Google).

A partir de aquel día mi relación con Edith se enfrió bastante, más que nada porque era Luis quien servía de vínculo. Me la encontraba por ahí de vez en cuando, siempre encantadora. Sabía que seguía en el mundo de la música. Hace unos días me enteré de que actuaba en los Veranos de la Villa. Y verla hoy en OT me ha recordado aquellos días, tan locos, tan divertidos.

14 julio 2005

Mi vida. 1990. Estambul.



En Enero de 1990 estoy en Estambul, de turismo con Ignacio. Hace un frío polar, llueve a mares y anochece a las cuatro de la tarde. Después de un par de días de visitas culturales, lo que nos apetece de verdad es un poco de puteo, conocer los detalles de una verdadera pasión turca.
Como vamos sin Spartacus ni ningún tipo de información, metemos contínuamente la pata. Paseando cerca del Hipódromo, unos chulazos que venden costo nos abordan: "What are you looking for, boys?, are you looking for HASH?". Ignacio entiende "Are you looking for US?" y, muy refitolero, les contesta: "No, because your’re very ugly!".

Pero lo peor acontece una noche, al salir medio pedos de tomar una copa en la cafetería del Sheraton, junto a la plaza Taksim. Sabemos que dicha plaza es conocida por su animado ambiente nocturno. Que se limita a cuatro mariquitas infumables y unos cuantos chaperos de aspecto peligroso. Cuando estamos a punto de tomar un taxi para volver a nuestro hotel, aparece el Hombre. Alto, guapo, con bigote a la turca, perfectamente trajeado, entabla conversación con nosotros en inglés. Ignacio, que tiene el puntito alcohólico un poco mayor que el mío, le pregunta directamente por sitios de ligue. El Hombre responde que nos lleva a tomar una copa en la mejor disco gay de la ciudad, muy cerca de allí. Comenzamos a andar los tres por una avenida desierta. Poco después doblamos por un callejón infecto y oscuro. Al fondo, un luminoso de neón: "Caravelle Night Club". A mi aquello me da muy mala pinta, pero Ignacio está lanzado y entusiasmado con su conquista.

Según entramos, veo clarísima la encerrona. El local está vacío, pero nos sientan en un rincón del fondo, junto al pequeño escenario en donde una pilingui ejecuta lastimeramente la danza del vientre. Y se nos sientan a la mesa dos travestones con la clara intención de meternos mano e incitarnos al descorche. Ignacio sigue atontao y no reacciona cuando nos traen unas cervezas y unos paquetes de Marlboro que ha pedido nuestro Hombre. Inicia una animada charla con su travelo mientras yo intento evitar el acoso del que me ha tocado en la rifa. Cuando consigo zafarme y pedir la cuenta, las cosas empiezan a ponerse feas. La cuenta asciende a la bonita suma de 150 dólares (unas 20.000 pesetas de la época) y, al protestar por el abuso, el simpático camarero se pone furioso en otomano. Nuestro Hombre nos advierte: Salir a la calle (al oscuro callejón) sin haber apoquinado la deuda es "very dangerous".

Entonces recurro a la mejor de mis interpretaciones, modo mariquita dramática. No tenemos dinero, somos muy pobres, estamos aterrorizados y confusos, suplicamos su clemencia. Les enseño la cartera, les ofrezco todo lo que llevo (unos 30 dólares. En un bolsillo interior de la cazadora llevaba otros 300, pero eso no se lo digo) y les indico que tendremos que volver andando a nuestro lejano hotel, ya que nos hemos quedado sin blanca para un taxi. Tras un breve cruce de palabras entre el Hombre y los mafiosos del Caravelle, quedamos en libertad. Mientras andamos entre sombras por el callejón y hacia las luces de la avenida, un borrachísimo Ignacio va soltando maldiciones, con históricas referencias a Lepanto y Don Juan de Austria.

Un par de noches después, mientras damos vueltas inútilmente por una ciudad gigantesca e inhóspita buscando algo que tenemos de sobra en casa, Ignacio me confiesa su profunda desesperanza: tenemos algo más de treinta años, todas nuestras historias sentimentales han sido sonoros fracasos, seguimos viviendo con nuestros padres, y cuando éstos mueran estaremos sólos en la vida. Se plantea hasta cambiar de acera y casarse, tener hijos...

Intento consolarle y ser positivo, pero lo cierto es que también yo atravieso una crisis desde el otoño anterior.

10 julio 2005

Rodrigo y Manuel




Tangencialmente, Rodrigo, su escultura y sus dibujos marcaron algunos hitos importantes en mi vida.


Ya me he comprado la reedición, muy recomendable.

09 julio 2005

El sueño de la razón produce...



Nueva York, Bali, Madrid, Londres.

Kabul, Sarajevo, Gaza, Grozni, Bagdad.

Hay ahora mismo dos sangrientas guerras en nuestro terrible mundo globalizado.

De una parte, la que mantienen unos pocos fanáticos religiosos que dicen representar al islam. Asesinan y aterrorizan. No a los líderes del G8, no a los altos ejecutivos de las compañías del Dow Jones, del Ibex, del Footsie 100. Matan a la gente corriente –gente de cualquier raza, bandera o creencia- que coge el metro a las siete de la mañana para llegar al trabajo.

De otra, la de quienes se erigen en líderes de una santa indignación, la de quienes dicen representar los valores eternos de la Democracia y la Libertad. Y reparten a continuación bombas-margarita sobre los campos de Kandahar. Campos que luego se poblarán de adormideras, campos que serán atravesados por oleoductos que darán pingües beneficios.

Pero la verdadera guerra es ideológica y la tenemos aquí, en casa. Es la lucha por la prevalencia de la Razón sobre las vísceras.
Y me remito a este enlace.

03 julio 2005

Y el séptimo día, descansó.



Qué calor.

Qué de gente.

Qué mayor estoy.

Y qué bien lo pasamos!

02 julio 2005

Semana del Orgullo - Sábado

Hay quien desprecia el Orgullo. Incluso dentro del ambiente. A lo largo de los últimos años he escuchado muchas opiniones en contra. Unos alegan una excesiva politización al servicio de los partidos de izquierdas. Otros, por el contrario, el carácter carnavalesco del evento, su frivolidad. Hace poco leí en un blog la expresión "cabalgata de musculocas".

Hay que decir que todas esas críticas tienen un poco de razón. Los partidos de izquierdas han aprovechado a veces el poder de convocatoria del Orgullo para apuntarse un éxito fácil en la calle. Pero es que sólo los partidos de izquierdas han apoyado después las reivindicaciones –y han cumplido sus promesas. Rajoy ha dicho que ellos hubieran hecho una ley mucho mejor. Vale, tuvieron ocho años para hacerla y ni tocaron el tema.

Musculocas. Pues vale, te podrán gustar o no, pero su visibilidad y su poder de convocatoria son innegables. Y gracias a gente como ellos –pienso en las travestonas que figuraban en primera línea en aquellas manifestaciones primitivas de finales de los setenta, principios de los ochenta- se han conseguido muchas cosas y si hubiera sido por otros, más discretos (y me incluyo, mea máxima culpa), seguiríamos con la Ley de Peligrosidad Social.
Nos vemos esta tarde. It’s raining men!

01 julio 2005

Semana del Orgullo - Viernes



...Y ahora qué?

Ahora muchos se casarán. La mayoría serán parejas ya consolidadas, buscando reconocimiento y soporte legal a una vida compartida.

Pero seamos realistas: También habrá mucha mariquita y mucho bollo que se case por exhibicionismo, exaltación romántica o, simplemente, por dar la nota y montar un bodorrio. Errare humanum est.

A consecuencia de ésto, unos meses después comenzarán los divorcios gay. Que serán sin duda numerosos y que provocarán chanzas diversas y comentarios negativos en los medios de comunicación que todos conocemos. Sacarán estadísticas (siempre hay una estadística a favor de lo que uno dice).

Pues entonces, ni caso. Paciencia y a recordar los innumerables ejemplos de matrimonios heterosexuales fracasados después de una boda por la Iglesia, mucha seda salvaje y convite en el Ritz.

29 junio 2005

Semana del Orgullo - Miércoles



Al día de hoy, la homosexualidad está perseguida en 80 países. En ocho de ellos, con pena de muerte: Afganistán, Irán, Mauritania, Nigeria (norte), Pakistán, Arabia Saudí, Sudán y Yemen.

Hace sólo 30 años en España se castigaba con la cárcel, y aún ahora puede suponer la exclusión en algunos ambientes, la discriminación en el trabajo.

La libertad no es gratuita. Ha costado mucho llegar a donde estamos. Defendamos nuestros derechos, que son los derechos de todos los ciudadanos.

28 junio 2005

Semana del Orgullo - Martes



Carmen y María viven juntas desde hace siete años. Hace cinco decidieron tener un hijo. Para conseguirlo pudieron emplear el método tradicional –sexo con un hombre-, el de high tech –inseminación artificial- o la adopción en un país del tercer mundo. Supongamos que Carmen –por uno cualquiera de los tres sistemas- es ahora la madre legal de Teresa, una niña preciosa de cuatro años, que recibe cariño y atención de las dos madres.

Hay en España cientos de casos semejantes.

Supongamos que Carmen muere. Teresa puede ser reclamada por la familia de Carmen (padres o colaterales). Pero María no tiene derecho a nada. Se encuentra a expensas de la discrecionalidad de un juez, que podría (o no, según su grado de inteligencia, sensatez u homofobia) entregarle a Teresa en acogimiento.

Es por estos casos, para evitar estas situaciones, por lo que se pide la legalización de la adopción por parejas homosexuales. Los homosexuales siempre hemos podido adoptar. Siempre hemos podido tener hijos. Homosexual no significa estéril.
Se trata de equiparar derechos. Y quienes niegan esta ley niegan los derechos de personas como María, como Carmen y –sobre todo- como Teresa.

27 junio 2005

Semana del Orgullo - Lunes



Si Don Aquilino saliera a la calle, si dejara su cátedra, su oscuro despacho de muebles castellanos y crucifijo de bronce.

Si se diera un buen día un paseo por Madrid y se entretuviera mirando escaparates en la calle Fuencarral y en Hortaleza. Si tomando café contemplara distraído la flora y fauna que sube y baja por la Gran Vía, se daría cuenta.

De que la diversidad es positiva, es natural. De que no se puede –no se debe- poner etiquetas a las personas. De que la sexualidad en los seres humanos es un arco iris de opciones, no un blanco y negro cliché.

20 junio 2005

Psicopatología del supernumerario


Don Aquilino Polaino, catedrático de psicopatología de la Complutense, más que probable miembro del Opus Dei y gran experto en la materia, ha comparecido esta mañana ante la comisión de justicia del Senado, a petición del PP, para explicar sus doctas opiniones acerca del mundo gay.

Copio y pego:

"Polaino habló del perfil psicopatológico de los homosexuales, que, según dijo, han sido educados por padres "hostiles, alcohólicos, distantes" y por madres "sobreprotectoras", sobre todo, con los hijos varones.

También hizo referencia a la estabilidad de las parejas homosexuales y recordó un estudio de la Federación Estatal de Lesbianas y Gays (FELGT) de 2002, que señala que un gay tiene a lo largo de su vida una media de 39 relaciones.

Por su parte, el senador del PP Agustín Conde citó un estudio que asegura que el 29% de los padres que han violado a sus hijos son homosexuales, frente al 0,6% que eran heterosexuales."
Qué nivel, Maribel.

Vale. Reconozco que, aunque Papá nunca fue hostil y menos alcohólico, si que era un poco distante. Mamá, por su parte, respondía cien por cien al modelo de madre mediterránea sobreprotectora. Claro, así he salido yo, con una psicopatología (enfermedad mental) mu grande. Señores, ahora veo la luz: Son los matrimonios heterosexuales de padres distantes y madres sobreprotectoras los que crean hijos gays psicopatológicos. En consecuencia, elevo inmediatamente un ruego a nuestros diputados y senadores: Por el futuro de la Familia Española y para evitar graves psicopatologías en las nuevas generaciones, ¡¡¡prohiban Uds. terminantemente y bajo severas penas los matrimonios heterosexuales de padres distantes y madres sobreprotectoras!!!

En lo de la promiscuidad también veo que tiene razón. En mi época de soltero, yo ligaba mucho. Y los novietes me duraban poco. Eso fue antes de iniciar una relación de pareja que dura ya diez años y lo que te rondaré, moreno. En aquella época yo iba mucho de ligoteo por la Casa de Campo. Para llegar a la zona de ambiente, tenía que pasar obligatoriamente por Lumilandia. Largas filas de coches de heterosexuales –muchos de ellos casados y padres de familia- daban vueltas por el circuito del Lago mientras elegían una mulatita o una rusa para aliviarse los ardores.

Finalmente me aterran las cifras que ofrece don Agustín sobre violaciones de padres a hijos: Un 29% de los padres que han violado a sus hijos son homosexuales reprimidos que han ocultado su orientación sexual tras una fachada de familia heterosexual convencional.