08 septiembre 2005

Vacaciones (III)



18 de agosto: Conduce Alfonso. Hemos descubierto que él es el más indicado, por ser zurdo y por no tener tan interiorizado el hábito de conducir por la derecha. Empezamos con un paseo por el centro de Limassol. Apenas quedan cuatro o cinco calles que no hayan sido arrasadas por la especulación y el nefasto urbanismo. El barrio turco fue destruido casi por completo durante el conflicto del 74, aunque ha sobrevivido una pequeña mezquita y un ruinoso hamam. Luego nos acercamos al cercano pueblo de Kolossi, donde visitamos el famoso castillo medieval, que perteneció a los caballeros de la orden de San Juan de Jerusalén. El castillo era llamado "la grande Commanderie", y en sus tierras se producía un famoso vino dulce. Con el tiempo, el vino tomó ese mismo nombre: Commandaria. Tratamos de comprar vino, pero allí no hay tienda y nos recomiendan el museo del vino, en el pueblo. Resulta ser una especie de chalet de reciente construcción, y cobran unos 4 euros por persona por visitarlo. Eso si, después ofrecen una degustación. No llegamos a entrar. Después de perdernos por carreteras secundarias, volvemos a Limassol y comemos en una bonita taberna instalada dentro del mercado de abastos. Volvemos al hotel. Yo me he agarrado una hermosa borrachera con el litro y medio de cerveza KEO que me he ventilado. Así que me meto en el sobre a sobarla. Javier y Alfonso se bajan a las tumbonas de la playa-piscina. Esa noche, cenamos de nuevo (opíparamente) en el Club Naútico. A Javier se le cae el salero. Como es muy supersticioso, ejecuta un complicado ritual para deshacer el mal fario. Nos reímos tontamente. Después de cenar, visitamos el Alaloum, clásico bar gay del lugar, en el antiguo barrio turco. El local es bonito, instalado en una casa medieval. Pero el público es, digamos, peculiar. Se trata básicamente de chicos travestidos, de alquiler seguramente, para consumo de los muy machos y muy reprimidos chipriotas. Tomamos una cerveza y nos piramos.

19 de agosto: A las dos de la madrugada llaman al teléfono. Es Javier. Le han llamado desde su empresa en Barcelona. Ha surgido una crisis bastante grave y debe volver inmediatamente. Le acompañamos al aeropuerto de Larnaka, a unos 60 kms., y consigue embarcar en el primer avión que enlaza con BCN, ya a las siete de la mañana. Le prometo nunca más reirme de los saleros derramados. Nos volvemos al hotel a dormir un par de horas. Al despertar, medio zombis, nos vamos a la tranquila playa de Pissouri (vaya nombrecito para una playa) a comer y a seguir descansando. A la vuelta, paramos en la Petra To Romiu (la piedra del romano), un peñón de la costa donde la leyenda dice que nació Afrodita. Allí hubo un santuario de la diosa y allí estuvo Cleopatra para rendirle culto. Nos sorprende ver un árbol reseco cargado de exvotos. Parece ser que son muchos todavía los fieles de Venus.

No hay comentarios: