09 octubre 2005

El viaje (a ninguna parte).



A estos hombres les han metido en un autobus. Esposados. Aterrorizados. Harán un viaje de cientos de kilómetros por dudosas carreteras sin agua, sin alimentos. Para llegar a no se sabe donde. Probablemente a la muerte.
Y esto es así porque el gobierno de Marruecos ha cedido ante presiones del gobierno español. Que ha cedido ante la presión mediática y una opinión pública que rechaza la entrada de nuevos emigrantes. Aunque sólo sean unos cientos, nada que ver con los miles que entran tranquilamente por los aeropuertos con visado turístico. Pero el gobierno no puede tolerarlo: sería dar la razón a los que hablan del "efecto llamada". Si. Esas señoras caritativas que hacen donativos de 30 euros a Cáritas para que den de comer a los negritos en África. Esos mismos que acuden a las manifestaciones del Hazteoir y que piden ardorosamente la asignatura obligatoria de religión en los colegios.

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