09 agosto 2005

Yo también me voy de vacaciones.



El próximo día 19 se cumplirá un año desde que inicié esta Butácora. Como para entonces estaré tumbado a la bartola en la isla de Afrodita, dejo ahora un artículo para celebrar el acontecimiento y despedirme de mis adorados lectores hasta nueva orden.

Empecé leyendo otros blogs: momentos de ocio en tiempo laboral, en una situación desmotivante. Luego hice la prueba, tener yo también un blog y volver a escribir cosas por amor al arte, como cuando tenía veinte años. Y con el tiempo, esto se ha convertido en un pequeño vicio (confesable).

Odio hacer balance. Pero me veo en la obligación moral de reconocer todo lo que he ganado en este experimento:

- He liberado fantasmas que llevaba dentro de mi conciencia desde hace años. Me quedan otros, muy dolorosos, que ya irán saliendo.

- He recuperado el gusto por la escritura. Ya sé que a veces mi estilo es banal, a veces un poco pedante. No me preocupa, no pretendo ser académico ni ganar el premio Planeta, sólo divertirme.

- Como ya no puedo dedicar a esto ni un minuto en el trabajo, aprovecho mejor las noches. Me he desenganchado (casi) de la horrenda programación televisiva y de los juegos de ordenador.

Gracias a todos los que habéis entrado aquí a leerme y, especialmente, a los que habéis dejado algún comentario. Sabed que me habéis elevado el ego en un momento en que andaba por el subsuelo.

Ahora sólo me falta un premio del Euromillón y un tratamiento de choque en Incosol para alcanzar la felicidad completa.

08 agosto 2005

Una persiana



Acabo de leer un tebeo que no puedo dejar de recomendar. El año pasado, a la vuelta de un viaje a Irán, descubrí a Marjane Satrapi y su saga "Persépolis", el relato en clave infantil de la Revolución Islámica de Jomeini y lo que vino después. Ahora se ha publicado "Pollo con ciruelas": La historia mágica y tristísima de un hombre, de su familia y (de paso y como quien no quiere la cosa) de su país. Contada con una sana ironía y mucha nostalgia.

Después de Irak, parece que es Irán el objetivo de las ambiciones de los poderosos en su mundial juego de estrategia. Demasiado petróleo en sus entrañas y un régimen demencial, no muy alejado del nacional-catolicismo español de los años 40 y 50. Tal y como se han puesto las cosas en el mundo, el siniestro juego de los ayatolás con la bomba atómica puede ser la garantía de su supervivencia o la sepultura de su pueblo. Una sociedad, una cultura y unas personas que no merecen ese destino.

04 agosto 2005

Houston, tenemos un marronazo!

Hace algunos años (1998) se estrenó "Armagedón". Bruce Willis y su equipo de brillantes astronautas americanos salvaban al mundo de la destrucción total causada por el impacto con un asteroide gigante.
En su camino hacia el espacio exterior, hacían una paradita técnica en la estación espacial exsoviética MIR. Como es habitual, Hollywood daba una imagen pelín sesgada de la cosa: Los gringos llegaban en un super-transbordador de última generación y se encontraban con astronautas rusos stajanovianos (y un poco pirados) que malvivían entre las ruinas de un museo de las tecnologías obsoletas.

Y luego resulta que el Columbia se desintegra en el cielo y al Discovery –tras años de estudios y reparaciones y muchos dólares gastados- se le caen las losetas térmicas y se le desparrama la gomaespuma. Y sus astronautas pueden llegar a depender de los vehículos rusos para regresar a la Tierra.

Claro que todo se explica al leer esta noticia (El País, 4/8/2005):

"Un informe interno de la NASA elaborado el pasado diciembre advertía de deficiencias en la forma de colocar la gomaespuma que recubre el tanque externo de combustible del Discovery, según publica en su edición de hoy el diario The New York Times. (...) El informe lleva la firma de Conley Perry, un antiguo jefe de la división de control de calidad de la NASA en el Centro Espacial Jonson. Perry, que ya está jubilado, señala en su documento que los ingenieros de Lockheed Martin "no hicieron un trabajo minucioso" para identificar los posibles problemas con el revestimiento de gomaespuma. Este experto denuncia que la compañía estaba más preocupada por cumplir los plazos que por realizar controles de calidad exhaustivos. El documento, fechado en diciembre, advertía ya de que los posibles trozos de aislante sueltos "continuarán siendo una amenaza" que debería ser eliminada."

Y es que siempre hay algún directivo tiburón, más preocupado por la rentabilidad inmediata que por el trabajo bien hecho.

03 agosto 2005

Panorama desde mi ventanilla. Moncho.


Tengo un cliente en el banco. Llamémosle Moncho. Por su parecido a Moncho Borrajo. Bueno, físicamente está a medio camino entre Jose María Aznar y Moncho Borrajo. Esta mañana llega a mi ventanilla con el impreso que le ha enviado la Dirección General de Tráfico. Una multa. Y quiere pagarla, en efectivo.

Discretamente, leo el texto del documento. Le han impuesto una sanción de 300 euros por conducir su BMW todo terreno a 123 km/h en donde la velocidad máxima permitida era de 60 km/h. Miro la fecha de la sanción: noviembre de 2004. Ha tenido 8 meses para pagar.

Le advierto que ya ha pasado el plazo para pagar la multa a través del banco. De hecho, intento pasar los datos por el terminal y no consigo colarlos. Tendrá que pagar en la DGT.

Me responde indignado: No piensa ir a la DGT, ya fue una vez. ¡Qué humillación! Le obligaron a hacer cola con los negros que pedían su carné de conducir.

Ignoro el comentario racista. Le sugiero entonces que ponga un giro postal a la DGT desde la oficina de Correos que tenemos a la vuelta de la esquina. No way. Él con la Administración no quiere saber nada. Le digo que no va a tener problema, la oficina de correos en cuestión funciona muy bien y los empleados son muy amables. No muy convencido, se aleja de mi ventanilla rezongando no sé qué.

Éste es el tipo de imbéciles que consigue amargarme la mañana.