06 junio 2006

6 6 6 - La Bestia y el Número



"Hizo que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, recibieran una marca en la mano derecha o en la frente, de forma que ninguno pudiera comprar o vender si no había sido marcado con el nombre de la bestia o con la cifra de su nombre. Aquí la sabiduría. El que tenga inteligencia, que calcule la cifra de la bestia, una cifra de hombre. Su cifra es 666." (Apocalipsis, 13, 16-18)

Durante los últimos cincuenta años, Hollywood y sus satélites han llenado nuestra imaginación con una iconografía de niños maléficos y anticristos señalados con un simpático tatuaje: tres seises pequeñitos grabados a fuego del Infierno en alguna parte del cuero cabelludo. Cuando leemos el texto de arriba, pensamos en 666 y en fechas como la de hoy (seis de junio de 2006) miles de agoreros sensacionalistos se llevan las manos a la cabeza mientras anuncian la llegada de Armagedón.

Pero todo esto tiene truco. Para empezar, tengamos en cuenta que Juan de Patmos, el autor del Apocalipsis, era un judío helenizado que escribía en griego. En griego clásico no se utilizaban los números que llamamos arábigos –proceden en realidad de Persia y no se empezaron a utilizar en Europa hasta la Edad Media-, sino un sistema de numeración basado en el alfabeto: a cada número, del 1 al 9, le correspondía una letra, y lo mismo sucedía a las decenas del 10 al 90 y a las centenas del 100 al 900. Si consideramos la cifra de la bestia como un "seiscientos sesenta y seis", el autor del Apocalipsis habría escrito "Ji Xi Sigma Tau". Pero, de hecho, en las versiones en griego de la Biblia se lee: "Sigma Tau – Sigma Tau – Sigma Tau", o sea, "seis – seis – seis". Sigma Tau es la representación comunmente utilizada para la antigua letra griega Digamma, cuyo valor numérico era el seis y cuyo valor fonético es el de nuestra uve doble. Así que 666 es, señores míos, www, la world wide web.

Por otra parte, la primera traducción lógica de la época habría sido del griego al latín, la otra "lingua franca" del Imperio, junto con el griego. ¿Y cómo se escribe 666 en latín? Pues si consideramos la cifra completa, DCLXVI. Ésto es una especie de cuenta atrás en el sistema de numeración romano, pues cada letra representa el nivel inmediatamente inferior (500-100-50-10-5-1). Si, por el contrario, tomamos la cifra como una serie de tres dígitos separados, nos encontramos con un VI-VI-VI.

Todo lo anterior nos podría hacer pensar que, efectivamente, el texto apocalíptico puede contener una profecía sobre el día de hoy. Pues tampoco cuadra. Resulta que en el mundo mediterráneo de los primeros siglos de nuestra era imperaba el calendario juliano, que como su propio nombre indica, fue impuesto por Julio César, quien en un alarde de humildad sin parangón cedió su nombre al antiguo quinto mes (quintilis). Luego el sexto mes del año en la época en la que Juan escribía el Apocalipsis es, en realidad, Agosto. De Octavio Augusto, sobrino de César que, no menos humilde que su tío, decidió llamar así al sexto mes (sextilis).

A ver ahora que nos preparan los brujos mediáticos para el seis de agosto.

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