26 enero 2006

Ciego en Gaza

El País, edición digital, 26 de enero 2006:

“Los resultados definitivos de las elecciones celebradas ayer en los territorios palestinos suponen un cambio político de una magnitud que ninguna encuesta había pronosticado. Hamás ha conseguido la mayoría absoluta en los comicios con 76 escaños, mientras que Al Fatah, la fuerza dominante durante diez años, se ha quedado con 43. El presidente de Estados Unidos ha declarado que los resultados demuestran que "la gente no estaba contenta con la situación.”

¿Y ahora te das cuenta, George? ¿Aquellos polvos no han traído estos lodos? ¿El rechazo a tratar con un grupo terrorista (Hamás) no debería alcanzar también al gobierno de Israel? Claro, la democracia está muy bien, pero sólo mientras ganen los buenos...

24 enero 2006

Cinco manías.

Luigi me pasa una cadena. Ahora las llaman "memes", no sé porqué. Yo cumplo con mi parte, pero no encadeno a nadie, porque me da vergüenza practicar el "bondage". Espero que el Cielo me juzque y no caiga sobre mi cabeza.


1. Cada jugador debe publicar un mensaje con el título "Mis cinco extraños hábitos".
2. Todas las personas que sean invitadas a jugar también indicarán claramente el reglamento.
3. Finalmente, cada participante escogerá a otras 5 personas (añadiendo el link a sus blogs) para que se unan al juego.
4. Deben dejar un comentario a esas 5 personas diciéndoles: ''Has sido elegido'' invitándolos a tu blog a ver de qué se trata.


No sé si son "extraños hábitos". Son manías bastante normalitas:


1.- No soporto tener papeles encima de mi mesa de trabajo. El mínimo imprescindible y ya me sobran. Eso si, lo guardo TODO en los innumerables cajones que necesito. Así que cuando busco algo, tardo horas en encontrarlo, pero al final aparece.
2.- El teléfono sirve para quedar con los amigos, dar mensajes urgentes y trabajar. No soporto largas conversaciones telefónicas sobre nada en particular. Y me pone muy nervioso la gente que le tiene afición al aparato.
3.- Cuando salgo de una habitación, apago la luz. Cuando pongo la tele, apago el transistor. Dos o más electrodomésticos funcionando conjuntamente me ponen al borde del ataque de nervios.
4.- Para dormir necesito silencio absoluto, oscuridad total y posición horizontal. Nunca consigo dormir en la playa, ni en un avión, ni en el coche.
5.- Aquí coincido con Luigi: Me gusta beber cerveza (Mahou) en su botella de vidrio (33 cl.=un tercio). Y siempre le arranco la etiqueta. ¿Pulsión sexual? ¿Manía anti-logos? Qui lo sá...

23 enero 2006

Rebaños


Viernes por la noche: en el estreno de "Brokeback Mountain" en los cines Ideal. Un 80% de publico gay masculino de edad mediana, gran expectación, ambientazo. Tras la proyección, salimos del cine algo confusos. No sé bien si me ha gustado: Mucha imagen preciosista, montañas nevadas, vaqueros al viento, unos buenos actores, una historia mínima pero creíble y un final –que no revelaré por si queda alguien que no la ha visto- pasado por kleenex. Y yo odio el recurso al kleenex, el melodrama fácil, la lagrimita calculada matemáticamente. Esperaba mucho más de un director como mi idolatrado Ang Lee.

Y ayer domingo, Alfonso insiste en volver a verla. Así que retornamos al Ideal, dispuestos a empaparnos de montañas. Y sorpresa: Había más, mucho más:

La banda sonora es preciosa: los clásicos éxitos country, pero también unos solos de guitarra impresionantes que te machacan el corazón hasta dejártelo reducido a pulpa.

Jake Gyllenhaal, el actor que encarna a Jack Twist. Todo el tiempo me recordaba a alguien. No es ya que sea guapo, es que lo expresa todo con una mirada. Ya estaba espléndido en "Donnie Darko".

Los dos vaqueros enamorados representan también dos arquetipos, dos maneras de enfrentarse a la vida: Jack Twist es el rebelde que trata de cambiar el mundo –o por lo menos su mundo- para adaptarlo a sí mismo: Si los zapatos te quedan pequeños, te compras unos más grandes o vas descalzo.

Ennis Del Mar, por el contrario, intenta adaptarse sin mucho éxito a un entorno que considera inmutable. Los zapatos te quedan pequeños? Te cortas un dedo y a joderse tocan.

Como resultado, el personaje de Ennis (interpretado por el macizo pero soso Heath Ledger) se te hace antipático. Es un niño grande y un pedazo de pan, pero a fuerza de querer ser "normal" termina amargado y amargando la vida a todo el mundo.

Ang Lee consigue así que te identifiques con unos personajes que están a años luz de nuestras vidas de urbanitas más o menos sofisticados. Porque cualquier parecido entre el público del cine Ideal y los vaqueros de Wyoming es pura coincidencia.

Sería interesante, en este sentido, comprobar la reacción de una audiencia más rural: ¿Proyectan "Brokeback Mountain" en Quintanar de la Orden? ¿Y en Mota del Cuervo? Porque allí si que hay ovejas, ¡y pastores de verdad!

16 enero 2006

Reality Bits

Lunes. Tres menos veinte de la tarde. Después de una dura jornada laboral, cuadro mi ventanilla, cierro el ordenador y me acerco a la zona donde trabajan mis compañeros de sucursal bancaria.

- He terminado, ¿puedo ayudaros en algo? – pregunto con mi mejor espíritu de compañerismo.
Nadie responde. Observo que los tres están concentrados, tecleando como posesos en sus ordenadores. Me quedo mirando. Por fin, Maribel me contesta sin dejar de teclear:

- Gracias, Alfredo, es que estamos rellenando la Agenda Comercial y estamos superocupados, inventando historias.
- ¿Inventando? ¿Pero no se nota mucho si os inventaís todo, así de golpe y porrazo y lo poneis por escrito los tres a la vez...?
- Si. Se nota, pero da igual, todo el mundo lo hace...
- ¿Y el Director de Zona no os dice nada?
- ¡A ver si te crees que él no lo hace también!
- Aquí de lo que se trata es de cubrir el expediente... –tercia Alberto, mientras sostiene nervioso entre los dedos un cigarrillo sin encender.
Mientras tanto, a unos kilómetros de allí, Importantes Ejecutivos del Mejor Banco del Mundo implantan medidas, deciden estrategias, dirigen equipos, crean valor para el accionista!!!

12 enero 2006

Naranjitos



En el otoño de 2004 la moda tenía un color: el naranja. Unas elecciones presidenciales con evidente pucherazo en Ucrania habían sacado a la gente a la calle. Se ponían prendas de color naranja (el color del partido de la oposición) para protestar por la manipulación de los resultados y pedir una nueva convocatoria electoral.
La marea naranja fue un éxito: se repitieron los comicios, ganó Yushenko (el líder de la oposición) y el primer ministro pro-ruso Yanukóvich abandonó el poder. Los neoliberales y neocons de todo el mundo se pusieron muy contentos. Y vistieron de naranja otros movimientos reivindicativos: como el de los colonos israelíes en los territorios ocupados de Palestina. Rápidamente se convirtió en el color de moda: Serios ejecutivos ostentaban corbatas naranja sobre camisas azul eléctrico. Damas de la Alta Sociedad, niñas pijorras de Pozuelo y simples amas de casa se apuntaban a la onda naranjito. Todos de naranja, marica el último y el que no corre, vuela.
Pero en Ucrania la revolución frutal no desembocaba en un mundo de color de rosa: El nuevo gobierno era tan incompetente y corrupto como el anterior, los ciudadanos seguían sufriendo estrecheces y encima ahora tenían en contra al poderoso vecino: Rusia.
Y ahora, leo:

EL PAÍS - Internacional - 12-01-2006
"Con el voto de censura del Parlamento ucranio al Gobierno, la campaña para los comicios legislativos del 26 de marzo ha entrado en su recta final. La reacción de los legisladores al acuerdo que puso fin a la guerra del gas con Rusia es un nuevo golpe para el régimen surgido de la revolución naranja, ya debilitado por las divisiones internas entre sus líderes. Sin embargo, los adversarios del presidente Víktor Yúshenko, capitaneados por su antiguo rival, el ex primer ministro Víktor Yanukóvich, cierran filas y aparecen como los favoritos para los comicios.
La oposición parte con una ventaja de más de una decena de puntos -adquiridos durante los dos últimos meses del año 2005-, respecto al partido de los seguidores de Víktor Yúshenko y el bloque de la ex primera ministra Yulia Timoshenko."

09 enero 2006

Año Nuevo, Vida DuBiDú



Al comenzar el año he recibido un regalo inesperado de la empresa en la que trabajo. Llegó en una gran caja de cartón de la mejor calidad, primorosamente envuelto y personalizado a mi nombre –y otras tantas cajas al de los demás empleados de la sucursal. Por el tamaño y el color del envío, parecían enteramente cajas de bombones. ¡Oh sorpresa!: Tras varias capas de papel satinado se escondía un libro de tapas escarlata con el logotipo reducido del Grupo y el título: "Nuevo Diccionario de Conceptos". En la primera página, un Alto Capitoste nos explicaba las razones del regalo:

"Hemos hecho un alto en el camino porque, una vez alcanzadas metas de las que nos sentimos orgullosos, hay que marcarse otras nuevas. Contamos contigo para afrontar esta nueva etapa, empezando de nuevo, retomando ilusiones, ampliando miras..."

Las cinco páginas siguientes están dedicadas a una poética redefinición de conceptos como "Confianza", "Compromiso", "Producto", "Servicio" y "Cliente". Con perlas como: "Confianza debería significar que tú crees en mí, porque yo creo en ti, porque tú crees en mí", "¿No podría compromiso dejar de ser una palabra y convertirse en un hecho?", o " ¿Somos clientes porque protestamos? Damos por hecho que cliente significa reclamar. ¿Y no debería significar confianza? ¿No podría significar relación?..."

En la página seis se nos invita a anotar en el libro cada témino que nos parezca importante y dotarlo de significado. El resto del libro está en blanco.

¡Qué bonito y qué emocionante! ¡Qué nos importa que no funcione el viejo fax, que el cajero automático sea un monumento a la obsolescencia! ¡Ya no nos podemos quejar de la escasez de personal, de que no se cubran las bajas por enfermedad, de los traslados forzosos a destinos siberianos! Ahora tenemos un nuevo diccionario que podemos rellenar con nuevos significados para viejos conceptos... Semiótica orwelliana a nuestro alcance!

03 enero 2006

Smoke gets in your eyes



Soy exfumador. Cuando fumaba, lo hacía a razón de dos cajetillas diarias. Y me encantaba –me encanta- fumar. Pero reconozco que mi economía y sobre todo mis pulmones han salido ganando al abandonar el vicio. Ahora mi olfato y mi paladar funcionan mejor, mis dedos han dejado de estar amarillentos de nicotina y se puede entrar en mi casa y en mi coche sin respirar un insoportable tufo a tabaco.

Por ésto, creo que entiendo un poco cada una de las posturas enfrentadas por la nueva ley anti-tabaco. Me parece bien que se prohiba fumar en sitios públicos como oficinas –generalmente mal ventiladas-, donde tienen que convivir durante muchas horas al día personas que fuman con otras que no lo hacen. Pero de ahí a castigar a los fumadores expulsándolos a la calle a la hora de echarse un cigarrito, creo que hay un abismo. Con un poco de buena voluntad por parte de todos y sin imponer las cosas por decreto-ley las cosas se hubieran solucionado mejor.