17 marzo 2007

Divago

Di-vago. Dos veces vago, como yo, que no encuentro el momento de actualizar este chunguiblog. En primer lugar por falta de ganas, después de jornadas agotadoras en el banco. Mis colas interminables de jubilados, marujas e inmigrantes. En segundo lugar por falta de tiempo. Que si hacer la compra, que si la colada. Y me estoy arreglando la boca: Largas sesiones sadomasoquistas con mi odontólogo argentino. -¿Sufres mucho? -¡Más, por favor!. Es una clínica modernísima, en la Gran Vía, Anunciada en Televisión. El Dentista de los Famosos. Entré porque me dolía una muela y ya voy por la enésima reconstrucción a precio de diamante. Pero es que te recibe un relaciones públicas macizorro, te sonríe con esa dentadura tan Profidén y ya estás enganchado. Luego te sientan en la silla de torturas y te acuerdas de Dustin Hoffman en Marathon Man. Pero mi dentista no es Laurence Olivier, es más bien como Claudia Schindler, psicóloga porteña e hija de alemán nazi y tiabuena italiana. Era un personaje que interpretaba a veces Rafa, el dueño, camarero y showman del Lucas, desaparecido garito que abrieron en Chueca, principios de los ochenta, dos lesbianas legendarias: las Carminas. Estaba la Carmina nº 1, más fea que un dolor, punki con el pelo teñido de verde, siempre mirándose en el espejo del mostrador y retocándose el peinado. A las chicas les llamaba “ratita”, y si le daba por ahí, a mi también: “¿Qué tomas, ratita?”. Y luego la Carmina nº 2, horrorosa, medio mulata y siempre de mala leche. El local era un desastre, angosto e incómodo, pero tenía su gracia y se puso de moda, momento que aprovecharon las Carminas para traspasárselo a Rafa. Todo un personaje. Bajito y enclenque, pero divertido e inteligente como pocos. Sus innocuas maldades, sus bromas crueles encubrían en realidad un corazón de oro. Y hacía maravillas con la música, encontraba canciones perdidas y las sacaba de contexto. Veinte años antes de que los garitos de media España programasen “chochi music”, Rafa metía a Albano y Romina Power, Karina, Massiel, Village People. A mi me recibía de un modo especial: Según me veía entrar por la puerta, pinchaba “Chiquitita”. Unas veces, la de Abba. Otras, la de Marisol.

5 comentarios:

senses and nonsenses dijo...

La anestesia te ha debido dejar fatal para que nos tortures con chiquitita... jajaja
qué va!... lo que pasa es que yo hubiera puesto 'tengo el corazón contento' o algo más pop. la casa de la familia de marisol como se puede ver era la típica casa media de la época. hay que joderse!!!

es que massiel era muy gay... esto es un lugar de ambiente, donde todo es diferente...

gracias por la página lovecraftiana... está muy muy bien.

cuidado con lo que te llevas a la boca.
un abrazo.

El Castor dijo...

Sí, nos tienes en largas esperas pero ya sé que es difícil encontrar un tema de cierto interés, creo que nos pasa a todos.
Un saludo.

Alfredo dijo...

A mi también me gusta más "Corazón contento", Senses, pero el hecho histórico irrefutable es que me pinchaba "Chiquitina". Era algo que tal vez tenía que ver con su corta estatura y con mis 195 centímetros.
Por otra parte, en los felices años sesenta era normalísimo vivir en un palacete de Castellana con mayordomo, doncella, chófer y jardinero (qué menos...!)


Pues el caso es que temas de interés encuentro muchos, Castor. El problema es que cuando me pongo a escribir algo sobre lo que sea, me doy cuenta de que alguien ha escrito ya algo mucho mejor sobre el mismo tema. Y odio las redundancias.

Argo dijo...

Pues vaya chasco/despiste mío, esperaba encontrarme una versión de Chiquitita de Abba interpretada por Marisol... a mi chico le habría hecho especial ilusión.

Alfredo dijo...

Bueno, Argo, se podría proponer a Pepa Flores que vuelva al mundo de la música versioneando a los Abba.
¿Tu chico es fan de Agneta y Frida?