30 enero 2007

La pluma mágica

Circa 1987. La comunidad de vecinos ha decidido instalar una antena parabólica y se ve la MTV (gran novedad). Es sábado por la tarde y me entretengo mirando los vídeos musicales mientras espero la hora de acicalarme para salir con los amigotes. Mi madre y mi hermana han salido. Mi padre duerme una siesta tardía. Hasta que se despierta, se prepara un café bien cargadito y se viene a mi lado (vayapordios, hombre). Mi padre siempre pretende estar a la última, así que se empapa durante unos minutos de cultura pop (Madonna, Cyndi Lauper, etc...), al tiempo que me ilustra con sus (lúcidos) comentarios sobre temas de actualidad. Animadamente. Me resigno, estoy ya acostumbrado. Pero cuando estoy ya a punto de iniciar una retirada estratégica a mi cuarto, aparecen Ellos en pantalla. Bronski Beat con Marc Almond I Feel Love. Papá contempla boquiabierto. El ritmo cuasi-Moroder disimula por un rato el silencio que se masca.



Cuando, una hora más tarde, voy a salir, Papá me pregunta (muy simpático): Oye, y... ¿Es verdad que Burt Lancaster TAMBIÉN es homosexual?

22 enero 2007

El Gabinete de Felipe II (Dos)



En aquella casa de la Avenida de Felipe II había tres habitaciones que marcaban espacios con funciones muy distintas.

Estaba la cocina, grande, siempre caliente en invierno por el fuego de carbón que mi abuela encendía a primera hora de la mañana en su vieja Orbegozo de los años treinta. Con una mesa camilla cubierta con mantel de cuadros, donde se comía cualquier cosa a cualquier hora. Mi abuela trajinando en la lumbre, limpiando pescadillas que habría comprado en el mercado de Torrijos (“la plaza”). Isabel, la eterna asistenta, lavando ropa en una tabla de madera apoyada sobre la pila de mármol. Mis tías entrando y saliendo en combinación y con rulos en la cabeza, camino del cuarto de baño. Mis tíos picoteando directamente de las cazuelas.

Luego estaba el Cuarto del Piano. Había sido el despacho de mi abuelo. Aficionado a la relojería y a la incipiente electrónica, dejó allí al morir un enorme cúmulo de instrumental y maquinaria que nadie se atrevió a tocar. Por otra parte, la habitación recibía su nombre del instrumento musical que la presidía. Con él había estudiado mi tía Maruja su carrera de piano. Nunca tocaba, porque mi abuela decía que le daba dolor de cabeza. Manías. El cuarto se convirtió en espacio de juegos para los niños. Tardes enteras intentando sintonizar a los marcianos en una vieja radio Philips, viajando al planeta Mongo con Flash o tocando a la pianola la marcha turca de Mozart.

Finalmente, el Gabinete. En la zona noble de la casa, con balcón a la avenida, era la antecámara del dormitorio o alcoba de mi abuela. Una doble puerta lo comunicaba con el gran comedor de muebles oscuros, un poco tétricos, una fantasía de estilo Remordimiento con muchos caballeros y dragones. Contrastando, el gabinete era una habitación luminosa, pintada en rosa pálido primero, beige más tarde. En el centro, la mesa camilla, con brasero eléctrico bajo sus faldas de fieltro. Vértice de todas las conspiraciones, meriendas, partidas de brisca, tute y siete y media. A un lado, la televisión. Primero, una Normende que había traído mi abuelo de Alemania. La última tecnología teutónica en blanco y negro, bellamente enmarcada en un mueble de maderas nobles. Con su UHF y todo. Cuando había tormenta, debíamos apagarla porque mi abuela pensaba que atraía los rayos. Duró muchísimos años, hasta bien entrados los ochenta no se sustituyó por una de color. Recuerdo haber visto allí los funerales de Juan XXIII y del presidente Kennedy (soy ya tan viejo). En un rincón, una vitrina de falso estilo dieciochesco exhibía diversas chuminadas y chinoiseries, figuritas de marfil y de palo rosa traídas de Tanger, un amadeo de plata convertido en cucharilla, una geoda. En la esquina opuesta en diagonal, un precioso mueble de marquetería camuflaba una vieja máquina de coser Singer. Dos butacones de orejas y un par de sillas desvencijadas, un pequeño velador de mármol y una lámpara de pié completaban el mobiliario. En las paredes, un cuadro al óleo -academia impresionista- pintado por un eminente amigo de la familia. Un par de fotos familiares de los años cuarenta, los chicos por un lado, repeinados con gomina y bigotitos a lo Clark Gable. Las chicas por otro, pálido reflejo del glamour de Hollywood.

18 enero 2007

Diccionario de Neolengua (II)


Economía: Ciencia que trata de justificar a posteriori las razones por las cuales los economistas se equivocaron cuando hicieron sus previsiones.

Historia: Ciencia que trata de justificar nuestras posiciones políticas actuales a partir de algunos escogidos sucesos del pasado (sólo de algunos), por cierto nada claros.

Ciencia: Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados para demostrar principios y leyes generales que se adapten a la ideología del científico.

Ideología: Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época que se empeña en negar cualquier otra ideología.

Pensamiento: Planta herbácea anual, de la familia de las Violáceas, con muchos ramos delgados, hojas sentadas, oblongas, festoneadas y con estípulas grandes, flores en largos pedúnculos y con cinco pétalos redondeados, de tres colores, que varían del blanco al rojo negruzco, pero generalmente amarillos con una mancha central purpúrea los dos superiores, pajizos los de en medio y morado oscuro aterciopelado el inferior, y fruto seco capsular con muchas semillas. Es planta de jardín, común en España.

16 enero 2007

Saliendo del túnel




La navidad me deja exhausto. Cada año me sucede los mismo: Atiborrado de dulces, añoranzas y buenos sentimientos, me deslizo suavemente en una profunda depresión que me lleva a odiar a mis semejantes. No es nada, se me pasa pronto, pero me quedo autista durante una temporada.

Sin palabras. Como las viejas películas de Buster Keaton, que me he dedicado a remirar durante estos días. Toda la emoción de un rostro inexpresivo. El rostro de un perdedor que se ríe del mundo.

Lo de la bomba en la T4. Me impresionó mucho. Los vuelos de la compañía aérea en la que trabaja Alfonso salen de esa terminal y he aparcado decenas de veces allí. Éso y el final de una esperanza en la que empezaba apenas a creer. Y la actitud del PP ante los acontecimientos ha sido baja, rastrera, mezquina, ruin. Buitres. Lo peor.

Vivimos en un mundo cruel, donde triunfan sólo los más fuertes, los poderosos, los insensibles al dolor ajeno.