23 enero 2008

Bendita y alabada sea la hora...


Publicado en el diario “La Razón” de hoy. No es Fotoshop.

Una imagen que vale por mil palabras.

Y que sugiere mil comentarios.

Por ejemplo: ¿Es ésto lo último en técnicas de identidad corporativa?. O bien, ¿se trata de un ulterior aggiornamento de la Santa Madre Iglesia?. ¿Una prudente súplica para la Divina Intervención ante posibles turbulencias financieras, en esta oscura noche del alma que se avecina? ¿A Dios rogando y con el Logo dando? ¿La Patrona de la Hispanidad y el Patrón de la Banca?

Pues que tenga cuidado María Santísima, que a Fernando Alonso no le ha ido nada bien con semejante sponsor.

P.S.: ¿Qué se apuestan ustedes a que esta divertida imagen no es aprovechada (ni comentada, ni criticada, ni mencionada) por NINGUNO de nuestros ilustres cómicos mediáticos?

06 enero 2008

Ya vienen los Reyes.

En la Prehistoria, cuando yo era un enano, era la fiesta que más me gustaba. Por los regalos, claro. Pero también por todo lo demás: Una cena a base de fiambres y chocolate con roscón, con repetición del chocolate; Preparar un plato con turrones y unos whiskies para Sus Majestades, agua y azucarillos para los camellos. La excitación al irme a la cama, temeroso y pendiente a la vez de su mágica entrada por el balcón. Y a la mañana siguiente, muy temprano... ¡Allí estaba el anhelado Scalextric!. O el Cheminova. O el Meccano. O los Juegos Reunidos Geyper. O una precioso estuche de lápiceros Caran Dache, con todos los colores imaginables. Esa mañana, el banco en donde mi padre trabajaba montaba una función para los hijos de los empleados en un pequeño teatro del barrio de Huertas. Te podías hacer la foto en brazos del rey negro, que era el señor Cabezón, diligente contable y amigo de la familia. Luego venían las visitas a las casas de los abuelos, abundantes dulces y más regalos...

Entonces llegó el verano en que cumplí siete años. Habíamos alquilado durante tres meses un chalet en un pueblo de la sierra madrileña: Aprendí a montar en bicicleta y me eché mi primera novia, una niña rubia monísima que no recuerdo como se llamaba.

Mamá dobla sábanas con Angelita, la criada. Un gato se come el plato de bonito que mi abuela ha dejado en la fresquera. Mi hermana gatea por el jardín comiendo manzanas demasiado verdes. Y en el transistor suena intermitente, interminablemente, Radio Intercontinental. Mucho Manolo Escobar y Conchita Bautista, pero también Aznavour, los Beatles y, sobre todo, France Gall, que ha ganado ese año el Festival de Eurovisión. Poupée de cire, poupée de son.

Yo ando oscuramente enamorado de mi padre, ese atleta que viene a vernos los fines de semana y me lleva a nadar a unas charcas cercanas, me habla de las estrellas y de platillos volantes, del Sputnik y de la revolución de Fidel Castro.

Y una noche, bajo el cielo estrellado, papá me habla seriamente –de hombre a hombre- y me pone al corriente de la verdad acerca de dos hechos fundamentales: 1).- Los niños no los trae la cigüeña ni vienen de París. Salen de la tripita de las mamás por el agujerito que tienen para hacer pis. Y 2).- Los Reyes Magos no existen. ¡¡¡Son los padres!!!

El punto uno me deja algo desconcertado, pero no me preocupa mucho por aquel entonces. El sexo y la mecánica reproductiva me resbalan bastante. Pero lo de los Reyes Magos... Mi mundo se desmorona.

Y ahora que soy casi un viejo, recuerdo todo aquello y mi sobrino Javier me recuerda mis siete años y el fin de la inocencia. Los Reyes Magos –o Papá Noël, o Santa Claus- no son sino una inmensa conspiración de los adultos para engañar a los niños. “Es como lo de Dios” –me dice Alfonso. Tiene razón. Una broma, un estúpido sinsentido universalemente aceptado para crear falsas expectativas, una máquina del desencanto.

Y ya me acuesto, que van a venir y al verme despierto me van a dejar carbón.


02 enero 2008

La Vie en Rose (circa 1988)



-“¡Esta noche vamos a Jácara!” –dice Verónica Extensiones imperativamente, y es contestada al instante por un coro de noes y risas descalificadoras. “¿Al Cine Mola? Allí sólo van niñatos pijorros de Alianza Popular, un quiero y no puedo” –“Y la música es horrible, te pueden poner una de los Duncan Dhul después del Like a virgin! Un anticlimax total...”. “Mejor al Oh! o al Four Roses” –habla Luismi Soydandy, que no tiene coche ni pasta, pero conoce a uno de los relaciones, que no hace mucho se lo tiró en una sauna. “Hombre, tienen el atractivo de la piscina y la terraza con mesas de billar, pero son idiotas, ¡me llegaron a decir que yo no encajaba en el local!”-contesta Arturo Quexclusivo- “Por favooor, si ya mis abuelos bailaban allí cuando éso era Villa Romana...”. “Ya, pero es que apareciste en la puerta vestido como para entrar al Troyans. Y te acompañaba Raquelín Tiracopas, famosa en todos los parkings de la carretera de la Coruña por su mítica apertura de piernas!” –tercia Totón Nuncapruebo, que es poderoso y ha pillado esa noche dos gramos a su amiga la dromedaria del San Estanislao de Kostka. -“¡Tu si que eres mítico por tus cuelgues en ácido, guapito de cara, que ya llevas dos bugas destrozados a cuenta de la empresa de tu padre!” –“le vas a arruinar, pobre hombre!” –“Pero bueno, a lo que íbamos: ¿Dónde vamos?” –“Al Universal o al Ya’stá, por favor, que yo hace ya muchísimo que no ligo y se me está regenerando el virgo!- dice Marina Miliciana: Tiene la teoría de que en los antros pijos sólo ligamos los chicos –y es del tipo de chica estilo Alasbarricadas, da un poco de miedo a los héteros midelclás. -“Entonces de Pachá ni hablamos, claro...” –“Pues sabeís lo que os digo? Visto lo que hay, yo me piro, que he medioquedao con Bobo y Pequeño en el Ras” –“Ni se te ocurra, que te conozco y empiezas muy bien en el , pero luego te coges un pedo terrible de garrafón en el y acabas de madrugada revolcándote por el suelo de los lavabos del Ale” –“Vamos a tomar la primera al Zenith y allí decidimos”

“¡Ay, desde que me cerraron el O’Clock, ya no encuentro un sitio decente para bailar!”

(Inspirado en el insuperable post de Senses & Nonsenses)