23 marzo 2008

Etnología de andar por casa.

Domingo de Pascua en casa de mi hermana. Hablamos de la cantidad de torrijas que comíamos de pequeños y nuestra tía Carmen (85 años bien llevados) aporta sus propios recuerdos de infancia. En Bilbao no las llamaban torrijas, sino tostadas, y no se comían en Semana Santa sino por Carnaval. Recuerda una canción que solían cantar los niños:

Anatxu Frakagorri / el día de Carnaval / comió muchas tostadas / y no pudo cagar

Sin embargo, nos cuenta que el tal Anatxu era una de las figuras de un paso de Semana Santa, concretamente la figura de Anás haciendo burla al Cristo. El apelativo “Frakagorri” hacía referencia a sus pantalones rojos.

-No puede ser frakagorri –digo yo-, ya que el sonido “f” no existe en euskera. O eso tengo entendido: Siempre habeís contado que vuestros primos euskaldunes llamaban a mi padre “Alpredo”.

Nos quedamos con la duda y esta noche, al llegar a casa, busco en Google “anatxu frakagorri”.

Resultado: Quizás quiso decir: “anatxu prakagorri". Eso es (tenía yo razón).

Pincho el enlace: Su búsqueda - “anatxu prakagorri" - no produjo ningún documento. (!)

A ver que tal “prakagorri”: 1710 resultados y casi todos se refieren a una empresa distribuidora de máquinas de vending. Pero por fin encuentro el enlace que me interesa. Parece ser que los prakagorri son una especie de duendes, figuras mitológicas del folklore vasco. Seres diminutos pero poderosos y extremadamente fuertes que viven en los alfileteros y ayudan en ocasiones a los humanos.

Me parece curioso, por la asociación que en algún momento se dio entre esas figuras fantásticas pero benévolas de incierto origen y el supervillano del Nuevo Testamento. Y las torrijas.

10 marzo 2008

Yo tenía un novio (que militaba en Alianza Popular)

Allá por 1985 yo tenía un novio que militaba en Alianza Popular. De hecho, había sido cabeza de lista en las elecciones municipales de su pueblo. Era muy mono: Tenía un Ford Fiesta negro con pegatina de Snoopy detrás y usaba calzoncillos boxers de dibujitos. Era muy simpático con todo el mundo y la gente le quería de veras. Era un juergas, habitual en los bares de Juan Bravo, del Pachá y del Tartufo, que abandonaba a veces a altas horas de la noche para escabullirse a los antros de detrás de la Gran Vía. Había estudiado Derecho en una universidad del Opus y tenía un puesto asegurado en uno de los mejores bufetes de Madrid. Había votado “No” a la Constitución de 1978 y estaba en contra del ingreso de España en la Comunidad Europea. También estaba en contra del divorcio y de la despenalización del aborto. Le gustaban Mocedades y las jotas manchegas. Era un primor, siempre bien peinado y más bonito que un San Luis. Bebía demasiado, practicaba el sexo de forma compulsiva y tenía un poco de eyaculación precoz, pero se la curé y entonces se enamoró de mí. Me regaló un cadenón de plata y me quería poner un piso, una cucada de buhardilla cerca de Santa Bárbara. Pero yo era en aquella época un frívolo incurable y no supe valorar su oferta (qué error, qué inmenso error).


08 marzo 2008